El republicano Donald Trump se estrenó como presidente electo de EEUU dejando de lado su habitual tono incendiario y llamando a unir el país tras una dura campaña electoral. "Ahora es el momento de que Estados Unidos cierre las heridas de la división", dijo Trump en su primera comparecencia como vencedor, en un céntrico hotel de Nueva York.

Arropado por su familia sobre el escenario, el magnate tuvo palabras amables para su rival, la demócrata Hillary Clinton, a la que agradeció por llamarle para admitir su derrota y a la que felicitó por su duro trabajo durante la campaña y a lo largo de su carrera. Sobre ella dijo que "ha trabajado mucho tiempo y muy duro (...) y le debemos una gran gratitud por su servicio a nuestro país". Aclaró, "lo digo muy en serio", algo que llama la atención después de que en la campaña dedicó todo tipo de acusaciones y descalificativos a su rival y su servicio público, que se ha prolongado por tres décadas, diciendo incluso que la detendría si alcanzase la Casa Blanca.

Este martes, el republicano evitó los ataques y prefirió no mencionar sus propuestas más polémicas, como las relativas a la inmigración, incluida la de construir un muro en la frontera con México. Al contrario, con un tono muy presidencial, prometió buenas relaciones con otros países, dijo que será un "presidente para todos los estadounidenses" y quiso tender la mano a sus detractores.

Llamamiento a la unidad

Sobre esto pidió a todos los americanos "su orientación y su ayuda para que podamos trabajar juntos y unificar nuestro gran país". Trump insistió además en la idea de que lo que le ha llevado a la Casa Blanca ha sido, más que una campaña, "un gran movimiento" impulsado por millones de personas "que aman a su país y quieren un futuro mejor para ellos y sus familias". "Es un movimiento formado por estadounidenses de todas las razas, religiones, orígenes y creencias, que quieren y esperan que nuestro Gobierno sirva a la gente", afirmó.

Apeló a la unidad y señaló que "trabajando juntos vamos a empezar la tarea urgente de reconstruir nuestra nación y renovar el sueño americano", al recordar sus promesas de reconstruir infraestructuras y crear puestos de trabajo. 

En definitiva, insistió en su compromiso central durante la campaña, el "Make America Great Again" (Hacer grande de nuevo a EEUU), que lucían orgullosos en las ya clásicas gorras rojas muchos de los seguidores que le escuchaban en el hotel Hilton. 

Una campaña "dura"

En el exterior decenas de simpatizantes celebraban la victoria electoral con gritos de "¡Trump! ¡Trump!" y "¡U.S.A., U.S.A.!".

Pocos pero ruidosos, los partidarios del candidato republicano se hicieron oír en pleno centro de Manhattan, precisamente un distrito en el que Clinton arrasó con más de un 87 % de los votos.

Hubo también palabras cariñosas para algunos de sus respaldos políticos más importantes, como el exalcalde de Nueva York Rudy Giuliani o el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie. "Esto fue duro. Estas cosas políticas son desagradables y difíciles", indicó el nuevo presidente estadounidense, al tiempo que afirmó que "vamos a ponernos a trabajar inmediatamente para los estadounidenses", aseguró, confiando en que en unos años los electores puedan mirar atrás y estén "orgullosos" de su presidente. 

La victoria de Donald Trump se ha cimentado en estados considerados, tradicionalmente, como demócratas, y dando la vuelta a todas las encuestas.