En los últimos meses se han publicado las traducciones de tres ensayos bastante conocidos en otros países. Los tres versan sobre cine, pero se especializan en un género (los filmes comerciales norteamericanos de los años 80: The Time of My Life), en una película (El resplandor de Stanley Kubrick: Mi vida en rojo Kubrick) y en un actor (Cómo ser Bill Murray). No están escritos por ensayistas cinematográficos ni por críticos especializados, sino por una columnista, un profesor y un reportero, tres autores obsesionados con rostros y escenas anclados en la década de los 80: recordemos que la cinta de Kubrick se estrenó en 1980 y que Bill Murray, aunque debutó a finales de los 70, obtuvo el estatus de estrella en el 84.

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Hadley Freeman: The Time of My Life (Blackie Books)

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The Time of My Life, con traducción de Zulema Couso, es la versión española del célebre Life Moves Pretty Fast (un título que constituye un guiño a la comedia de John Hughes Ferris Bueller's Day Off, aquí conocida como Todo en un día). En este ensayo, que puede que enfurezca a críticos puristas y elitistas, Hadley Freeman analiza los valores de las películas comerciales de EE.UU. de los 80 (Dirty Dancing, La princesa prometida, La chica de rosa, Los cazafantasmas, Regreso al futuro…), e incluso el impacto que tuvieron algunas de sus estrellas (Eddie Murphy, Molly Ringwald, Patrick Swayze, Bill Murray, etc.) para demostrarnos que aquella fue una época en la que en el cine comercial se fomentaban temas como la amistad, el aborto, la amistad masculina, la independencia de las mujeres, la clase social o cómo se puede salir adelante siendo un bicho raro. Un ejemplo: antaño, en las comedias de John Hughes, veíamos a chicas normales con cerebro y lastradas por problemas de verdad (propios de sus edades), pero en numerosas comedias de adolescentes actuales vemos a chicas descerebradas y despampanantes, convertidas en objetos sexuales de idiotas. Aquellas películas solían tener finales felices y llenaban de optimismo al espectador. Freeman tiene razón en muchos puntos (no en todos, claro, especialmente cuando establece que el Batman de Tim Burton es superior al de Christopher Nolan), y lo cierto es que las pelis que analiza y otras que cita (Arma letal, Tras el corazón verde, No matarás al vecino, El turista accidental, Los Goonies, El club de los cinco, El secreto de la pirámide…) son cintas a las que muchos de nosotros volvemos una y otra vez, y no nos cansamos de revisar, pues contenían más entusiasmo y más vida y más personajes complejos que las copias que hoy proliferan. Freeman se entrevistó con numerosos actores, actrices, productores y cineastas para obtener datos fiables y diversas perspectivas de la industria.

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Simon Roy: Mi vida en rojo Kubrick (Alpha Decay)

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Ma vie en rouge Kubrick, con traducción de Regina López Muñoz, es el libro más breve de los tres (174 páginas frente a las 300 de los otros dos volúmenes). Está escrito por un profesor canadiense que, en una de esas piruetas literarias que tanto nos gustan, es capaz de mezclar anécdotas y vistazos a una película (en este caso, El resplandor) con las tragedias que marcaron su biografía. Simon Roy es un hombre obsesionado con un filme en el que, aparte de la precisa matemática visual del maestro Stanley Kubrick, ve paralelismos con sus ancestros. Tanto la película como la novela de Stephen King en que se inspira nos muestran a un padre que va enloqueciendo hasta intentar hacer daño a su mujer y a su hijo, dentro de un hotel cuyo anterior vigilante mató a hachazos a su esposa y a sus hijas gemelas y luego se suicidó. Ahora prestemos atención a lo que ocurrió en la vida de Roy: cuando la madre de Simon era una niña (y tenía una hermana gemela), su padre, es decir el abuelo materno del autor, destrozó la cabeza de su mujer con un martillo, después persiguió a sus hijas (pero ésta se escondieron del homicida) y, finalmente, se ahorcó en el trastero de la casa familiar; las gemelas fueron a vivir con sus abuelos y, cuando contaban 14 años, una de ellas desapareció para siempre. Como consecuencia de esos hechos (asesinato, suicidio, orfandad, desaparición), la madre de Simon tuvo una existencia plena de desequilibrios e intentos de suicidio, hasta que por fin logró matarse cuando Roy ya rondaba los 40. De ahí esa obsesión por la película. En Mi vida en rojo Kubrick su autor intercala esos datos terroríficos sobre su pasado con historias siempre interesantes sobre la película (anécdotas de rodaje, impacto crítico en la época, descripción de escenas, mensajes ocultos en el filme, alusiones a los cuentos infantiles) y los enlaza con noticias sobre célebres masacres y tiroteos, devolviéndonos una brillantísima exploración del mal y de la perversidad del hombre tanto en los ámbitos de la realidad como en los de la ficción. Simon Roy sabe que El resplandor no es otra película de terror más, como decía la publicidad de entonces. Hay tantas capas de enigmas y significados en ella que resulta inagotable.

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Gavin Edwards: Cómo ser Bill Murray (Blackie Books)

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The Tao of Bill Murray: Real-life Stories of Joy, Enlightenment and Party Crashing, con traducción de Ismael Attrache, es el larguísimo título original de un ensayo que en España teníamos muchas ganas de leer. Gavin Edwards, en la primera parte, recoge las innumerables anécdotas sobre las extrañas apariciones públicas de Bill Murray, quien ya no necesita presentación. Aunque su conducta en público ha fomentado los bulos y las leyendas, Edwards investigó las anécdotas reales. No sólo hubo personas que las presenciaron: también existen documentos visuales (vídeos, fotografías) en las que vemos al actor presentándose de improviso en fiestas, haciendo locuras por la calle, sorprendiendo a transeúntes y a tipos que van de despedida de soltero, asistiendo a eventos y a partidos donde nadie se lo esperaba… Todo ello para demostrar que la de Murray es una filosofía de vida, algo que queda claro, además de en sus apariciones públicas, en su filmografía, en la que abundan las películas en las que se refleja su carácter entusiasta, excéntrico, pasional y divertido. A la comprensión de Murray como personaje imprevisible contribuyen las declaraciones de algunas personas a las que entrevistó el autor, como Harold Ramis, Naomi Watts, Ivan Reitman, Tina Fey, Barry Levinson o Sofia Coppola, además de un repaso breve por todos sus largometrajes. Amamos este libro porque proporciona diversión y, sobre todo, porque amamos a Bill Murray y porque varios de sus trabajos son ya míticos: El pelotón chiflado, Los cazafantasmas, Atrapado en el tiempo, Ed Wood, Lost in Traslation o sus colaboraciones con Jim Jarmusch y Wes Anderson.