A falta de unas horas para concluya el mes de septiembre, el de arranque del año televisivo, TVE ofrece sus peores resultados históricos: apenas un 9,4% de cuota de pantalla. El share del diez por ciento, que llevó hace poco más de un año a decir a uno de los directivos de esta TVE que justificaría su cierre, parece en estos momentos un horizonte cada vez más lejano y deseable. Algo parecido al concepto mileurista que antes de la pasada por el Gobierno del PP se utilizaba como sinónimo de la precariedad y ahora como sueldo deseado para millones de jóvenes.

Cada temporada, peor

Ese 9,4% de cuota, de hecho, hace soñar a TVE con el ya raquítico 9,7% con el que arrancó en 2015 y que también hizo saltar las alarmas. De hecho, hace justo un año, en este mismo periódico advertíamos de cómo los errores en la programación y el desprestigio de sus informativos la habían hundido hasta mínimos que, un año después, parecen deseables.

Entonces ya contamos que José Antonio Gundín había logrado la proeza de hacer bueno a su antecesor, Julio Somoano, y se había dejado 20.000 espectadores diarios de media. Ahora podemos apuntar que los telediarios se han dejado otros 75.000 espectadores. Como viene siendo tónica, sólo resistiendo en la sobremesa, pero cada vez más lejos en el prime time del informativo de Tele 5 que dirige Pedro Piqueras, que cinco puntos y medio millón de espectadores por delante de Ana Blanco, otro año más, es líder indiscutido. Y eso, por mucho que la televisión pública sigue haciendo el truco de sumar a la audiencia de La 1 las del canal 24 Horas.

Y todo esto, pese a que este mes de septiembre Antena 3 ha fracasado con sus cambios. La nueva dirección de informativos ha sido incapaz de mantener los índices de audiencia de la temporada pasada, y ni Vicente Vallés, ahora en la noche, ni María Rey y Sandra Volpe al mediodía han arrancado bien.

Pérdida de prestigio y de referente informativo

Pero, como viene sucediendo desde que se inauguró la actual PPTVE, el mayor problema de la televisión pública es su caída en barrena como referente informativo. Se puso de manifiesto, por ejemplo, con los últimos debates en las elecciones generales.  

Y una vez más, volvió a quedar claro el fin de semana pasado, cuando su Especial Elecciones fue derrotado. El raquítico 5,6% de cuota de pantalla la situó muy lejos del programa electoral de La Sexta, que por séptimo vez consecutiva la sobrepasó convirtiéndose en la nueva referencia para seguir los momentos de mayor calado informativo.

El polémico fichaje de Víctor Arribas, rescatado de Telemadrid y 13TV por su amigo, el presidente de la pública, José Antonio Sánchez, y al que colocó con Ana Blanco, no ha hecho sino empeorar los quebrantos de audiencia que había causado su antecesor Sergio Martín.

Los Desayunos, por debajo de los 200.000 espectadores

Claro, que éste a su vez también sigue rompiendo aquello que toca. Ahora le ha llegado el turno a Los Desayunos, donde Martín ha logrado perder nada menos que tres puntos de cuota de pantalla de la media que tenía María Casado. Hay días en los que Los Desayunos no llegan tan siquiera a los 200.000 espectadores, lo que les sitúa por debajo de la media de la cadena. Algo sin precedentes. Y aún más patético si se compara con los resultados que obtenía Ana Pastor, que acumulaba cuotas de pantalla del 16%.

La situación es tan grave que, como venimos informando, son continuas las denuncias de la propia redacción de informativos ante el deterioro de la imagen de la cadena, lastrada por los casos de manipulación. Sea para falsear en la rotulación de unas declaraciones de Obama, sea para hablar del ‘caso Soria’ o del intento del gobierno de recolocarle en el Banco Mundial.

El Consejo de Informativos, el órgano de representación de los profesionales del área, casi no dan abasto para producir comunicados denunciando la situación. En estos días, la redacción asiste, por ejemplo, irritada, a la sucesión de telediarios en los que se estimula a meter el dedo en la llaga de la división socialista, para ello dando voz a personajes a los que sistemáticamente se ignoraba, mientras se ocultan o apenas se mencionan aquellos casos de corrupción que afectan al PP.

Sirvan de ejemplo los telediarios de esta semana: Quince segundos se dedicó al caso de los ordenadores de Bárcenas; ni un minuto al paso de Rita Barberá al grupo mixto (por supuesto, nada de ocultarla durmiendo en su escaño).., o cómo el llamado caso de las tarjetas Black se encargó, para que lo blanqueara, a la conocida en la redacción como la reina de la paralela, Susana Burgos, que, como les contamos aquí, tan feliz se mostró por la victoria del PP en Galicia.