Que un dirigente político con un cargo de responsabilidad dimita tras dar positivo en un control de alcoholemia o por sus escándalos al volante debería ser algo normal, pero hay numerosos ejemplos con cargos del PP implicados en los que no se ha asumido responsabilidad alguna. La dimisión de la ya exvicepresidenta de Castilla y León, Rosa Valdeón, ha causado cierta perplejidad en medios afines al PP y hasta en los que no lo son tanto. Carlos Herrera entrevistaba este lunes a la popular en la COPE en tono fúnebre, hablando de su “contratiempo” en el coche e ironizando con que “si hubiese matado a su padre” quizá no tendría que haber dimitido. No ha sido el único periodista que ha mostrado su extrañeza por lo ocurrido.

El caso de Valdeón tiene algunas anomalías más dentro de la 'cultura' popular: la dirigente contaba con el apoyo del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, que según ha explicado ella misma le instó a esperar antes de dar el paso, y a pesar de ello ha dimitido. Y el PSOE ha pedido que no se vaya a medias y abandone también su cargo como procuradora en Cortes… pero fue nada menos que el PP de Zamora el primero en ‘ensañarse’ con su compañera de filas al exigir que se fuera del todo, lo que provocó el malestar en la Junta. Hasta el portavoz de Podemos en las Cortes de Castilla y León, Pablo Fernández, se ha mostrado mucho más triste por la marcha de Valdeón que pesos pesados del PP en aquella comunidad, lo cual ha agradecido ella públicamente. Y no era la primera vez que mostraba esa buena sintonía con el Gobierno popular regional…

Por si faltaba algún ingrediente al coctel de alcohol al volante, puñaladas internas y apoyos de presuntos enemigos políticos en relación al ‘caso Valdeón’, la exvicepresidenta de la Junta también ha lamentado que un diario local difundiera el atestado de la Guardia Civil antes de que ella lo conociera, aludiendo irónicamente a aquellos que le tienen “especial afecto” en la comunidad. 

Conducta irresponsable con el trasfondo de una guerra interna
ELPLURAL.COM ha contactado con fuentes políticas conocedoras de los entresijos de la situación castellano-leonesa que explican algunos de los puntos controvertidos de este caso. Respecto al perfil menos duro de Valdeón dentro de su partido apuntan que obviamente “es PP y avala todas las políticas claves del PP” -en una comunidad salpicada además por las principales tramas de corrupción asociadas al partido, desde Gürtel hasta Púnica, trama eólica, etc.- pero consiguió moderar su imagen con un perfil “técnico” y no de militante muy cultivado por parte de la prensa regional cuando era consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades y después como alcaldesa de Zamora.

Detrás de las disonancias del PP en torno a este asunto se encuentra lo que parece, una guerra interna pura y dura: “Valdeón era la protegida de Herrera, la elegida para sucederle, y enemiga íntima de Fernando Martínez Maíllo [el número tres de Génova sigue siendo el presidente y hombre fuerte del PP de Zamora] que cuenta con su propio sector de afines en la comunidad y que ahora pretende controlar el proceso de sucesión en la Junta”. Así el PP de Zamora utiliza unos estándares de exigencia con Valdeón que en su día no utilizaron con Maíllo cuando fue imputado por los créditos irregulares de Caja España

“Valdeón era fiel a Herrera y había cumplido los cometidos que le encargó, como la alcaldía de Zamora en su día, pero ahora es presa de su palabra y de su coherencia política porque fue de las voces más críticas en el partido con el ‘caso Soria’ y ahora quiénes la estaban esperando dentro del partido le pasan la factura”, insisten estas fuentes, que recuerdan que el soterrado conflicto Herrera-Maíllo ha tenido otros capítulos antes y va a recrudecerse a partir de ahora. “Es desde el momento en que Maíllo se va a Madrid como vicepresidente de Organización del PP cuando Herrera, hasta entonces completamente fiel a Mariano Rajoy, empieza a acuñar un perfil de barón crítico: era consciente de que su posición en Castilla y León y respecto a la dirección nacional se había debilitado”, apuntan sobre este lamentablemente no tan atípico caso de navajazos internos por el poder.