Ha sido, es y será el mantra del Partido Popular en caso de tener que votar por tercera vez. "España crece por encima de la media europea", "la creación de empleo es evidente", "se generan más puestos de trabajo que en toda la historia" son frases que repiten hasta la saciedad los dirigentes populares y los miembros del Gobierno en funciones. Se da la paradoja de que, una de las ministras menos activas, con presencia residual ante la opinión pública y con varias polémicas a su espalda, es elevada a los altares por parte de la llamada 'caverna mediática'. Su único mérito ha sido flexibilizar tanto el mercado laboral que ya poco margen queda. Fátima Báñez es la nueva 'salvadora' desde la perspectiva del empleo gracias a una reforma laboral criticada con contundencia desde diferentes sectores.
Es verdad que se crea empleo, pero también lo es que el que se genera convierte a España en campeón de la precariedad, la estacionalidad y el trabajador pobre. Los datos son tozudos y los publicados por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) corroboran lo que vienen denunciando economistas no enmarcados en la línea ideológica neoliberal. 
Según esas cifras, prácticamente cuatro de cada diez nuevos contratos laborales suscritos en julio tenían una duración igual o superior a un mes. El dato (el 37,5%) es la consecuencia de dos factores relacionados. Por una parte, la estacionalidad generada por el turismo y el verano; por otra, el incremento de visitantes debido a los conflictos en destinos habituales en estos meses. 
95% de contratación temporal
Según el mencionado organismo, el mes pasado se firmaron más de 1,7 millones de nuevos contratos. De ellos solo 88.400 tenían una duración indefinida, lo que significa que el 95% era temporal, es decir, precario y con visos de devolver a sus firmantes a las dramáticas listas del INEM cuando los visitantes regresen a sus países o regiones.
Precisamente, esa elevada temporalidad es una de las características del mercado laboral español, marcado por el sector servicios y que choca con los recortes que el actual ejecutivo ha realizado en materia de I+D+i, y cuya inversión los expertos consideran fundamental de cara al éxito laboral futuro.
Si a esto unimos que la instantánea que permite ver la Encuesta de Población Activa es que seis de cada diez nuevos ocupados que encontraron trabajo en el segundo trimestre eran asalariados con contrato eventual, entonces las conclusiones son más evidentes.
Obra y servicio, interinidad...
Los datos del SEPE de julio ahondan en lo anterior al subrayar que casi la mitad de los nuevos contratos temporales obedecen a circunstancias de la producción, mientras que el 37,8% son por obra y servicio, y el 8,2% por interinidad, mientras que el resto se reparte en contratos de relevo, prácticas o formación.
El apartado correspondiente a esa contratación eventual es el que pone los puntos sobre las íes, puesto que cuando se habla de "circunstancias de la producción -más de 6 de cada 10-" la traducción es llamativa y choca con el jolgorio del Gobierno de Rajoy y las perspectivas laborales futuras de los españoles. Tienen una duración de un mes o menos y solo un 1,1 % supera los seis meses. Esto se completa con los de "obra y servicio", casi el 80% de los que se firmaron en julio, que por ejemplo no establecen vigencia (acaba el verano, se caen los clientes, el trabajor se va a la calle) si bien el 11 % se prolonga como mucho una semana.
El 'truco del almendruco' del Partido Popular y su manida recuperación económica y laboral tal vez se encuentre en que, por unas circunstancias u otras, una vez concluya este período, esos trabajadores entrarán en la dinámica de 'otros contratos' igual de precarios pero en diferentes sectores, eso sí, también de duración ridícula, de ahí que las cifras de contratación no coincidan con las de afiliados a la Seguridad Social
En definitiva, mientras Mariano Rajoy sigue escribiendo sus tuits deportivos y Fátima Báñez permanece anclada en sus oraciones a la Virgen del Rocío, cientos de miles de españoles sufren las consecuencias de un mercado laboral claramente deteriorado, estacional y precario.