El representante del PP y ministro de economía en funciones, Luis de Guindos, no ha tenido un buen día. Excesivamente nervioso en el debate económico organizado por 'El Objetivo' de La Sexta, comenzó con mal pie y a medida que el debate avanzaba fue perdiendo más los nervios hasta perder la credibilidad al negar que su gobierno haya recortado las prestaciones a la Dependencia ante la indignación del representante del PSOE, Jordi Sevilla, que le golpeó en ese flanco con dureza.

De Guindos histérico con la 'metodología'

Ya no empezó con buen pie el ministro en funciones cuando a la pregunta de Ana Pastor sobre cuál sería la primera medida económica que tomarían los candidatos a ministro de ganar las elecciones su partido, se limitó a responder que "mantener la confianza y la credibilidad de España", porque en el 2012 -dijo revelar una primicia- "España era el principal riesgo para la economía mundial", algo difícil de sostener cuando somos un país de tan solo 47 millones de habitantes. pero fue cuando el programa dio el dato oficial de que el 90,6% de los contratos que se han hecho este año han sido temporales cuando De Guindos perdió los nervios. Reprochó a la presentadora "un problema de metodología" y lo negó, negando de paso la evidencia de la precariedad y la temporalidad del mercado laboral español que conocen todas las familias de este país. Jordi Sevilla golpeó en ese flanco y le recordó que en esta Legislatura se ha cambiado un empleo indefinido por dos temporales y que hay 125.000 ocupados menos (población activa) de los que dejó Zapatero.

Negar la precariedad laboral y negar los recortes en Dependencia marcharon la credibilidad del ministro en funciones para todo el debate.

Sevilla implacable

Jordi Sevilla fue el más implacable de todos con el representante del PP: "Me indigna que millones de espectadores que nos están viendo que están sufriendo contratos precarios y salarios de miseria porque es un problema metodológico. Decir que es un problema metodológico es insultante".

Sevilla recurrió estratégicamente a la recuperación del diálogo social, de los convenios colectivos y al papel de los sindicatos. Ya en la respuesta a la pregunta de la primera medida que tomaría respondió con dos: puesta en marcha d en plan de margen cía social y derogación de la reforma laboral del PP (despejando así las dudas sobre su posición personal en este tema).

El representante del PSOE fue, junto a Alberto Garzón, quien más atacó al PP con los recortes sociales y quien más acorraló a De Guindos, a quien fustigó con 'el problema metodológico': "O es que no existe el copago farmaceútico, o es que las escuelas no están peor, ¿todo eso se lo inventa la gente o es un problema metodológico?", le interpeló el socialista.

Jordi Sevilla también atacó al representante de Unidos Podemos, Alberto Garzón, sacando un documento del PCE (en el que milita Garzón) de apenas hace un mes en el que ese partido apuesta por la salida de España del euro. Le pidió en dos ocasiones que le aclarara la duda de si su nuevo modelo económico es compatible con el euro y que aclarara en que línea ideológica se movía. Garzón también estuvo hábil en la respuesta: "no se equivoque de enemigo" le dijo al socialista.

Garzón: serenidad y guiños a los jóvenes que han emigrado

El candidato de Unidos Podemos fue quien exhibió mayor serenidad, crítico con el representante del PP pero sin llegar a acorralarle. Su estrategia se basó en hacer guiños a los jóvenes, apostar por un cambio de modelo de crecimiento basado en el I+D+i y en transmitir tranquilidad a las clases medias. Su primera medida económica sería parar los deshaucios y poner en marcha un plan urgente contra la pobreza.

Garzón sorteó los ataques de Luis de Guindos y de Garicano (Ciudadanos) cuando le recordaron que su partido homólogo en Grecia ha hecho lo contrario de lo que prometió ya ha aprobado una tercera tanda de recortes brutales. Al representante del PP le contestó que fue un gobierno de derechas quien dejó a Grecia en la quiebra y a Garicano le contestó cambiando de tema.

Garicano: un estilo lioso y dos golpes de efecto

El representante de Ciudadanos se expresó mal y en más d e una ocasión se hizo un lío, pero tuvo dos buenos golpes de efecto, sacar ampliada la carta de Rajoy a Bruselas en la que se compromete a hace más recortes en la segunda mitad de este año, y sacar la carta del primer ministro griego, Alexis Tsipras, al presidente de la comisión en el que le relata todos los recortes que ha hecho (pensiones, subidas de impuestos. Una era para De Guindos, la otra para Garzón.

Fue el representante que más habló de la corrupción y el ahorro que supondría para las arcas públicas y fue quien más apretó a De Guindos con el rescate bancario, al recordarle que ese regaste se debió fundamentalmente a la quiebra de Bankia, presidida por Rodrigo Rato a quien había puesto Rajoy. De Guindos lo negó y aseguró que el mayor agujero era de la la caja catalana, otro momento en el que perdió la poca credibilidad que le quedaba, porque son datos oficiales que de los 47.000 millones del rescate financiero 23.000 se fueron en exclusiva para salvar a Bankia, producto de la fusión de Caja Madrid (Rato y Blesa) y Banco de Valencia y Bancaja, tan férreamente controladas por el PP que Rato tuvo como vicepresidente de Bankia a quien había sido presidente de la Generalitat por el PP y consejero de economía, José Luis Olivas.