Algunos de los nuevos hábitos relacionados con el medio ambiente serán costumbres en un futuro no muy lejano, como el de aprovechar todas las oportunidades de ahorrar agua. Básicamente porque en ese futuro en el que vivirán nuestros nietos el uso del agua será circular o no será.

Todos los expertos señalan que en un planeta con diez mil millones de habitantes y en un escenario climático adverso como consecuencia del calentamiento global, el acceso garantizado al agua potable dependerá en buena medida del uso eficiente que hagamos de ella, un uso que deberá estar basado en la reutilización. 

Por todo ello sería bueno que empezáramos a aplicarnos en el reaprovechamiento en casa y que educáramos a los más jóvenes en el respeto al agua entendiéndola como un recurso natural muy preciado, que cuesta mucho captar, transportar, potabilizar y conducir hasta nuestros grifos, por lo que la debemos usar con sentido común.

El acceso garantizado al agua potable dependerá en buena medida del uso eficiente que hagamos de ella

Muchas de las actividades que realizamos a diario en la cocina permiten reutilizar el agua empleada para otros usos en el hogar. Así, la que empleamos para lavar las frutas, hortalizas y verduras, por ejemplo, puede servirnos para regar las macetas del balcón, la terraza o el jardín. De ese modo, al lavar los vegetales que vamos a utilizar como alimento (hábito muy recomendable, por cierto) arrastramos algunos de sus nutrientes, que pasan al agua y son incorporados directamente por las plantas. Para facilitar este reaprovechamiento es recomendable utilizar un pequeño barreño que situaremos en el fregadero, bajo el grifo.

El agua de hervir las legumbres es otro nutriente de primera calidad para las plantas del hogar. En este caso no solo estamos aprovechando los aportes que se desprenden del lavado sino los que pasan al agua durante el proceso de cocción y que, en ocasiones, aportarán tanto alimento a nuestras plantas como los propios garbanzos, guisantes o lentejas.

Asimismo, si tenemos un acuario y es preciso sustituir el agua que hay en su interior podemos utilizarla igualmente para regar las macetas, ya que su alto contenido en nutrientes les aportará un alimento natural y mucho más fácil de asimilar que el de los fertilizantes químicos.

Hay mucha gente que tiene un cubo en la bañera o junto al plato de la ducha que llena con el agua fría que dejamos correr hasta que sale la caliente. Puede parecer algo un tanto estrafalario, pero lo cierto es que con ese simple gesto estamos recortando el consumo (y el recibo) y, tal vez lo más importante, estamos educando a nuestros hijos en el respeto al agua, esa agua con la que sin ninguna duda sus hijos deberán administrarse de una forma mucho más estricta.