Sorprendente escrito el que José Castro, el juez instructor del Caso Noos, ha enviado, motu proprio, al juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz.

En ese escrito, al que ha tenido acceso El Español, Castro relata como a finales de 2013, días antes de resolver sobre la segunda imputación de la Infanta Cristina, el abogado Jaime Riutort, que trabaja con Miquel Roca en Palma de Mallorca, le trasladó el encargo de Roca de reunirse con él.

Señala Castro que lo que le llamó la atención “no fue la pretensión en sí puesto que la puerta de mi despacho siempre ha estado abierta para cuantos letrados han querido acceder a él sin necesidad de pedir cita previa, sino el hecho de que mi interlocutor enfatizara las condiciones en que esa reunión debería celebrarse”

Y es que, según Castro, esa reunión tendría lugar en una finca de Barcelona o Mallorca “y que por lo que deduje, o quizá se me dijo, que se trataría de rústica, garantizándome insistentemente que estaría al abrigo de periodistas y fotógrafos, asegurándome, en definitiva, la más completa intimidad”.

Según Castro, no preguntó de qué se iba a hablar porque “era obvio qué Roca y yo no teníamos más tema en común que el de Cristina de Borbón. José Castro, prosigue El Español, les trasladó que no habría ningún problema en celebrar esa reunión siempre y cuando fuera en su despacho. Después de eso nunca obtuvo ninguna respuesta.

Castro sigue explicando que, sorprendido por la propuesta, nada más abandonar Riutort su despacho, se la trasladó a la secretaria del Juzgado y ambos coincidimos en que por sí sola no era denunciable ni obligado el documentarla en la causa”. Castro explica en su escrito que en caso de llegar a celebrarse la reunión tenía previsto grabarla para “valorando su contenido, optar por denunciar los hechos o borrar las grabaciones si su contenido resultara inocuo”.

En su escrito Castro manifiesta también que le trasladó lo ocurrido al fiscal Pedro Horrach por si tenía conocimiento de esta propuesta de reunión y éste le contestó “con un escueto 'no'”, por lo que decidió olvidarse del tema.

El Instructor del Caso Noos asegura que no quiere hacer adivinanzas de lo que pretendía Roca con esa “clandestina reunión” pero está claro que era algo que no podía hacerse en un “ámbito normalizado” como el de su despacho.

“De cara al exterior yo no puedo ni debo adivinar qué proposiciones se me hubieran podido ofrecer de haber concurrido a esa pretendida reunión altamente secreta. Es más, dudoso pudiera ser incluso que se me cursara alguna y no, en cambio, el pretender situarme en un escenario en el que un papel sería de muy difícil, por no decir imposible, justificación”, insinúa Castro.

José Castro señala que se olvidó de este tema hasta que se conoció la detención del líder de Manos Limpias, Miguel Bernard.

 “No pude evitar que al tiempo que ese supuesto proceder me generara una gran vergüenza, me asaltara también la duda de si no se le habría hecho a la acusación popular ejercida por Manos Limpias un ofrecimiento similar al mío y que, al contrario que éste, aquel sí llegara a ser aceptado por su destinatario, y que fuera en el seno de esas reuniones donde tuvieran lugar las ofertas o exigencias que luego denuncia quien precisamente pudo haberlas propiciado”,  añade.

De esta manera Castro, que afirma al inicio de su escrito que su objeto no es salir en defensa de Manos Limpias ni de su abogada Virginia López Negrete, insinúa que pudo ser el abogado de la infanta Cristina de Borbón quien inició el ofrecimiento de dinero, que pudo llegar hasta los 3 millones de euros, a cambio de que la acusación popular retirara la imputación contra la hija de Juan Carlos I.

Castro ha enviado este escrito después de que en la causa instruida por Pedraz se conociera que Roca había denunciado ante la Policía que Manos Limpias le había ofrecido 3 millones de euros a cambio de retirar la acusación de Cristina de Borbón, el pasado mes de febrero.

El juez de Palma relata que intentó primero contactar telefónicamente con el juez de la Audiencia Nacional para ofrecerse como testigo (se hizo a través del decano de los Juzgados de Palma de Mallorca y no desde su teléfono al sospechar que se encuentra intervenido señala El Español) y éste nunca le dio una respuesta. Esta llamada ocurrió el pasado 22 de abril, y a la vista que el magistrado no le respondió, ha decidido él mismo contar lo que sabe y que considera que puede ser útil para el proceso.