Cada día tiene su afán y además el pan nuestro de cada día. Pero, en cambio, no todo sucede tan bonito, ni mucho menos, en el estado mayor de los genoveses. ¿No hay manera de que el Partido Popular cace a los expertos en latrocinios? ¿No conoce aún Mariano Rajoy a sus conmilitones, cuando lleva con ellos bastante más de veinte años?

¿No sabía el presidente del PP nada de nada respecto a Vicente Martínez-Pujalte, siendo un tipo indecoroso, capaz de montar broncas en el Congreso de Diputados y de creerse que él no se metía nunca en ningún charco? Sin embargo, este personaje ahora ha sido ya denunciado ante la Justicia por delitos de falsedad y cohecho presuntamente, cometidos mientras era parlamentario. Ha implicado además a otros dos colegas suyos, también ambos metidos en asuntos de corrupción, como Gustavo de Arístegui y De la Serna.

La situación política de la derecha española parece algo increíble. Pero, dígase lo que se diga, resulta que se vende como verdad, y hay incluso gente que la compra y se queda tan pancha. Lo cierto es que continúa sobresaliendo la falsa teoría de que aquí no pasa nada y que pronto Don Mariano ofrecerá a la ciudadanía, una vez más, lo mejor –dice él- que tiene en su despacho. Pero eso que tiene no son más que papeles que se lleva el viento, palabras huecas y mentiras a galope.

¿No hay manera de que el Partido Popular cace a los expertos en latrocinios?

Esto escribió Rajoy poco antes de ser presidente del Gobierno de España: “Contra la corrupción. Contra ella hay que ser contundente, pero respetando la presunción de inocencia. Mientras no se pruebe el hecho en sí, no se puede ser inquisidor, condenar sin haber oído al acusado. Sé bien que ser juez no es tarea fácil. Así he intentado actuar en los casos en los que se ha acusado a algunos dirigentes del Partido Popular, que en muchas ocasiones no han resultado suficientemente probados.” Septiembre 2011. ¡Pobrecitos!

Y así estamos. La mayor parte de los populares valencianos, con poderes políticos durante 25 años, han sido atrapados finalmente por la Justicia. El expresidente Camps, la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá, el mea pilas Juan Cotino, que convirtió una presencia del Papa en la ciudad valenciana, en un presumible negocio opaco y particular, junto a sus amiguetes y gente, y para quien el fiscal acaba de pedir 11 años de prisión. Este supernumerario del Opus Dei fue nombrado director general de la Policía. Sucedió esto, una vez llegado José María Aznar a la poltrona de la Presidencia.

Años después, el tal Cotino, siendo presidente de las Cortes valencianas, exhibía su religión católica, mediante poner el crucifijo encima de la mesa presidencial, convirtiendo de este modo el poderío de sus creencias, mientras insultaba a la diputada Mónica Oltra, por ejemplo. ¿Cabe subrayar que, en el interior del PP, numerosos populares se acogían, y siguen acogiéndose, a ser presuntos, y no tan presuntos, corruptos?

La mayor parte de los populares valencianos, con poderes políticos durante 25 años, han sido atrapados finalmente por la Justicia

Ni Aznar, ni Rajoy han cumplido con sus deberes presidenciales. Muchos de sus poderosos enchufados, gracias a uno y a otro, han dejado que se pudriera el partido conservador a toda velocidad. Basta para entender que el amigo del alma de Aznar -que era su colega Miguel Blesa- se ha llevado en crudo millones de euros sin dar ni siquiera un golpe. Y otro gran amigo de Aznar, y también de Rajoy, Rodrigo Rato se ha transformado en un ladrón sin piedad. Estos son los gerifaltes de dos sinvergüenzas. Estos son los patriotas que se llevan el dinero a raudales. Esto es la realidad del Partido Popular. Todos los ciudadanos que los aplauden y los votan, o son lelos, o también ellos gozan, como mínimo, observando a los corruptos.