¿Por quién doblan, otra vez, las campanas, amigo Hemingway? Doblaron, sí, las campanas, pero no las doblaron a tiempo. Y llegó tarde, demasiado tarde, el sonido de la guerra y también todavía el de la derrota.

Pasaron más de cuarenta años de Dictadura siniestra. Por fin, este país, durante la Transición, había conseguido otros cuarenta años de libertades, de democracia y, sobre todo, de socialdemocracia. O sea que los ciudadanos, en general, reconocen que, en el fondo, lo mejor para todos ha sido intentar y hasta lograr al máximo posible el denominado Estado de Bienestar.

Pero de pronto, cuando España avanzaba fielmente y políticamente por el camino del socialismo básico, se acabó de repente la tranquilidad y la sensatez colectiva. Apareció, pues, una doctrina perversa que fue difundida de inmediato para proteger a la crisis. Victoria del neoliberalismo y derrota del socialismo. Lo dijo el ilustre Francisco de Quevedo, nacido en Madrid en 1580, y se entiende muy bien: “Poderoso caballero es Don Dinero”.

Lo mejor para todos ha sido intentar y hasta lograr al máximo posible el denominado Estado de Bienestar

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy Brey, que ansía gobernar hasta el final de los años, viene a decir, una y otra vez, que él y su partido han salvado a los españoles y procurarán salvarlos a cualquier precio, incluidos los recortes y demás atracos. Por cierto, Don Mariano está satisfecho, aunque el diario Marca haya entrado en la agonía y puede morir lamentablemente.

El líder del PP, sin embargo, subraya que numerosos países europeos se encuentran en iguales o peores circunstancias que España.

Observar como los partidos socialistas, y no solo ellos, van dando tumbos peligrosos es un ejercicio habitual que a la vista está. La situación que atraviesa ahora el PSOE es muy delicada. Su enemigo principal ya no es en la actualidad el PP. Es Podemos, con su jefe Pablo Iglesias, dispuesto a que el PSOE se hunda.

Pues esto es lo que hay. La actitud de choque entre unos y otros clanes internos, es un infierno que se arrastra sin piedad. A Pedro Sánchez algunos le han puesto todo tipo de dificultades. Ha habido una presión de la vieja guardia con nombres y apellidos que es inaudita. Algunas y algunos han recurrido a salir del fuego a toda velocidad y han olvidado incluso las buenas maneras.

Sin un PSOE potente, este país llamado España, debería ayudar claramente a que el socialismo logre recuperar el tiempo perdido. ¿Por qué vuelven a doblar las campanas que tocaban a muerto? Esas campanas deberían tocar con enorme alegría.