¡Quién se lo iba a decir a los cándidos seguidores de Mas! El President de la Generalitat de Catalunya suele dedicar una parte de sus ocios estivales a visitar la casa que posee su esposa, Helena Rakosnik, en el municipio soriano de Fresno de Caracena. Salvo error u omisión, hablamos de un pequeño pueblecito – por otra parte delicioso – que más español no puede ser.

Artur Mas y su mujer, Helena Raskonik, celebrando el triunfo electoral de CiU en las elecciones catalanas de noviembre de 2010 (EFE)



El hombre que ha fomentado el “hecho diferencial” catalán, hasta extremos jamás conocidos en la reciente historia democrática de nuestro país, no parece tener ningún empacho en disfrutar de la vivienda familiar de su esposa.

Dicha casa, por cierto, nada humilde y que provoca que los vecinos de Fresno critiquen a Mas por haber invertido mucho dinero en ella, mientras que jamás lo ha hecho ni en las tierras ni en ningún otro asunto del pueblo, fue propiedad del abuelo materno de su mujer, Don Rufo Tomé, al que no suponemos versado en Prat de la Riba o las Bases de Manresa. Era don Rufo un hombre, al decir de todos sus vecinos, amable y cariñoso, que ponía a disposición de sus vecinos el aparato de televisión que tenía, por poner un ejemplo, cuando la mayoría solo poseía un viejo aparato de radio.

“Mientras el pueblo trabaja en la trilla y en la siega, ellos – los Mas – disfrutan, lo que no es pecado, pero creo que deberían sernos indiferentes”, comenta en Facebook una habitante de Fresno de Caracena, Paz de Pedro.

Un pueblo en el que, por cierto, gobierna el Partido Popular con mayoría absoluta, pues tienen los tres concejales de los que consta el ayuntamiento. Este es el lugar en el que Helena Rakosnik pasó muchos veranos de su infancia. Según una antigua entrevista que concedió al rotativo La Vanguardia, y que ahora desempolvamos porque la hemeroteca la carga el diablo, En Fresno la señora Rakosnik decía haber descubierto la naturaleza de la mano de su abuelo.

“Allí pescaba cangrejos, cogía fruta, me encantaba el olor a membrillo, el que se colocaba entren las sábanas para darles buen olor”. Todo muy normal para cualquier persona que, faltaría más, se siente vinculada con su propia familia y orígenes.

Nada que ver, sin embargo, con las tesis defendidas por ciertos sectores más radicales de los que participan en el llamado proceso catalán, que juzgan a los que vinieron de otros lugares de España poco menos que como colaboradores del franquismo, cuando no como instrumentos de “colonización” de la sacrosanta cultura y lenguas vernáculas de Catalunya. Véanse las inflamadas declaraciones de la actriz Montserrat Carulla al respecto, que están colgadas en You Tube, como muestra de lo que podemos calificar como racismo sin temor a equivocarnos. Eso, por no acudir al patriarca convergente Jordi Pujol y Soley, que escribió acerca de los andaluces definiéndolos como “hombres rotos”.



Para rematar la hipócrita jugada, según testimonio de los lugareños, Mas acostumbra a presentarse en Fresno de Caracena con gran aparato de coches oficiales, servicio y seguridad. Nada que ver con la sobriedad castellana ni con la persona de don Rufo, al que todos apreciaban sobremanera.

La tergiversación de la historia, propia y ajena, ha llevado a los talibanes del proceso a ocultar éste hecho, haciendo pasar a la señora Rakosnik como descendiente de una familia checa. Una media verdad, lo que equivale a decir que es una media mentira. ¿Hay algo malo en tener a gala un abuelo soriano de pura cepa? ¿Es deshonroso decir que se veranea en Soria? Para el timonel del proceso, parece que sí.

Sin querer llegar a relacionar ambos hechos, la Asamblea Nacional Catalana, lo que se denomina cándidamente “sociedad civil” en pro de la independencia, está perdiendo fuelle. Así lo indica el correo electrónico que ha enviado a sus asociados de la denominada Región 1, concretamente para los que viven en el Vallés Occidental.

Citamos textualmente. “Os pedimos ayuda, puesto que no tenemos suficiente gente para llegar a sitios como Montcada, Badía, Barberá, Polinyá o Rubí. Ahí no disponemos de gente para distribuir nuestra prensa y nuestra propaganda”. El mail masivo lo firma Rosa Alentorn, responsable de la ANC de Comunicación Interna, y confirma las sospechas de que el soufflé independentista está bajando cada día más.

En las próximas fechas veremos cómo desde los despachos oficiales se mueven todos los poderosos medios de los que disponen los que pretenden ocultar los escándalos de corrupción que han sido el pan nuestro de cada día en Catalunya, so pretexto de un proceso que no es más que una operación de intoxicación política. En otro correo enviado por el CAC, Consell de l’Audiovisual de Catalunya, el convergente Roger Loppacher invita a la conferencia que el próximo ocho de éste mes dictará Mónica Terribas acerca de “Comunicar en tiempos de cambio”. Cabe decir que la señora Terribas conduce el programa matinal de Catalunya Ràdio, emisora pública que pagamos todos los catalanes, y que es una de las defensoras del proceso. Tanto, que en su programa solamente entrevista a dirigentes afines al mismo.

 Miquel Giménez es periodista y escritor. Ha trabajado como guionista en la radio con Luis del Olmo, Julia Otero y Xavier Sardà