Rosa María Díez González, vizcaína de 63 años, más conocida como Rosa Díez, militante del Partido Socialista durante 30 años (1977-2007) y confundadora de UPyD, ha dedicado prácticamente toda su vida a la política en la que lleva ocupando cargos públicos desde hace 36 años, concretamente desde que en 1979 -con tan solo 27 años- fuera elegida diputada foral de Vizcaya por las listas del PSOE. Durante toda la Democracia Rosa Díez ha ocupado un cargo político con sueldo, pero consiguió durante un tiempo aparecer como 'nueva' con la emergencia de UPyD y con un discurso contra el bipartidismo y contra la 'vieja política'. No deja de ser llamativo de que una política que siempre ha tenido escaño y cargo durante 36 años acusara a otros con muchos menos decenios en política activa de estar aferrados a sus poltronas.

Perdió el congreso del PSOE y creó su partido
Hasta 1999, cuando fue candidata socialista a las elecciones al Parlamento Europeo, toda la carrera política de Díez se había desarrollado en Euskadi, donde llegó a ser consejera de turismo en el gobierno de coalición de los socialistas con el PNV (1991-1998).

En 1998 se presentó a las primarias socialistas para elegir candidato a Lehendakari y perdió frente a Nicolás Redondo Terreros. Al año siguiente era candidata a nivel nacional en las europeas y ese fue su salto a la política nacional. Consiguió popularidad, relevancia mediática y admiradores, pero dentro del partido nunca se le dio bien el control territorial ni los temas orgánicos. En el año 2000 se presentó a la secretaría general del PSOE en un congreso en el que competía con José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Matilde Fernández. Perdió y perdió por mucho. Y digirió muy mal su derrota.

Desde su escaño como eurodiputada socialista no pasaba un día en el que lanzara críticas contra el nuevo secretario general y contra el PSOE, hasta el punto de que coincidía punto por punto en lo que también decía el PP. Muchos dirigentes socialistas llegaron a pedir a Zapatero que la expulsara, a lo que él siempre se negó. En el fondo Zapatero sabía que Rosa Díez preparaba una coartada para justificar su salida de un partido en el que había militado 30 años. Díez era una histórica, bien valorada por la opinión pública y ella creía que su salida del PSOE dañaría al partido. Se fue en 2007 y en el 2008 Zapatero volvió a ganar las elecciones quedándose a pocos escaños de la mayoría absoluta.

De ‘Basta Ya’ a UPyD y el aplauso de la derecha
En agosto de 2007 se creó la plataforma Basta Ya contra el terrorismo. En ella estaban ya Fernando Savater y Carlos Martínez Gorriarán entre otros. Estaba claro que era el germen de un nuevo partido que finalmente se creó y se presentó ya a las generales de 2008 como Rosa Díez como cabeza de lista. UPyD tuvo el apoyo incondicional de El Mundo entonces dirigido por Pedro J. Ramírez, y por el entonces líder de la Cope Federico Jiménez Losantos, muy influyentes por aquellos años en los votantes de centro derecha y de derecha pura. El objetivo oficial era regenerar la política y ofrecer a los españoles una nueva alternativa política de centro. Otro objetivo, este no oficial, era perjudicar al PSOE de Zapatero para que no obtuviera mayoría absoluta.

Súper ego
Rosa Díez es una mujer de carácter fuerte y luchadora, eso nadie lo duda. Procede de una familia humilde, su padre fue un obrero cántabro socialista que fue encarcelado y condenado a muerte durante la dictadura franquista. En noviembre de 1979 ETA envió un paquete bomba a su casa que no estalló de milagro por un fallo técnico. Cursó 3 años de estudios de secretaría y a los 18 años ya empezó a trabajar en una empresa al tiempo que preparaba unas oposiciones y en 1973 obtuvo una plaza de funcionaria en la Diputación Foral de Vizcaya. Pero en algún momento de su dilatadísima carrera política cruzó la línea entre el carácter fuerte y el engreimiento, entre un fuerte carácter y el ordeno y mando. Muchos socialistas que la conocieron durante años consideran que fue la campaña a las europeas del 1999, cuando se vio de estrella mediática en todo el territorio nacional mientras el PSOE estaba hundido, cuando su ego comenzó a ser objeto de comentario y chismorreo interno en el PSOE. Digirió muy mal su derrota en el 35 congreso socialista y nunca le perdonó a Zapatero esa derrota. Aupada y halagada por la gran artillería que maneja la derecha mediática en este país, la misma que fustigó desde el minuto uno a Zapatero. UPyD era y es  'SU' partido. Y no está dispuesta a que nadie se lo cuestione.

La crisis y el cambio político
La brutal crisis económica despertó el interés y el compromiso ciudadano por la política, al mismo tiempo que las generaciones marginadas de la direcciones de los partidos por la omnipresente generación de políticos que hizo la Transición y que nunca estuvo dispuesta a ceder el testigo por las buenas, comenzaba a ser cuestionada. Ver las mismas caras en todas las televisiones todos los días desde hace casi 40 años se volvió en contra de esos líderes y esos partidos. El argumento era simple: nos han fallado, que se vayan todos y que vengan unos nuevos. Emergieron partidos nuevos con líderes nuevos. Rosa Díez también se agarró a la bandera de lo nuevo porque UPyD era un partido nuevo. En 2008 había conseguido un escaño en el Congreso, el de ella y  en 2011 UPyD logró 5 escaños, un éxito que comenzó a torcerse en las europeas de mayo de 2014. UPyD seguía siendo un partido nuevo, pero Rosa Díez no. Hay ya una generación que roza los 50 años que ya la veía a la tele cuando iban al instituto, y eso que BUP es ya historia.

El enfado
Tras el aviso de las elecciones europeas Rosa Díez empezó a escuchar las primeras opiniones críticas sobre la orientación de UPyD. La primera crisis interna como es sabido se desató con su rechazo a unirse con Ciudadanos y reaccionó de una forma airada y virulenta. La mayoría del partido la apoyó contra Sosa Wagner pero ella evidenció unas formas y unas maneras de liderar UPyD que han pasado de definirse como "personalistas" a “estalinistas".

Se implicó a fondo en la campaña andaluza, con actos cuando menos peculiares con mítines en autobuses o cogiendo limpiando con una bayeta la verja de San Telmo para "limpiar la corrupción". La campaña de UPyD en Andalucía no es que haya sido mala, es que fue ridícula, pero lo peor vendría con la declaración de sus líderes en la noche de la derrota electoral. En Andalucía se ha votado a los corruptos dijeron. No hay nada peor que llamar tontos a los votantes por no haberte votado.

A partir de ahí toda una sucesión de gestos soberbios, de enfado y de rabia se han sucedido. La política que critica los políticos que se agarran a sus poltronas, la política que exige a los demás hacer autocrítica, la política que hace bandera de la democracia interna, ni quiso hacer autocrítica ni asumir responsabilidades. ¿Cómo la pueden acusa a ella, que se ha dejado la piel y la vida por UPyD? ¿Cómo se atreven a pedirle que se marche, a cuestionar sus decisiones? Eso es traición. Y eso es lo que piensa Rosa Díez de todos quienes la siguieron con admiración y primero le pidieron que reconsiderara, luego que recapacitara y finalmente que asumiera responsabilidades.

Hace no mucho dirigió un comentario muy despectivo al líder de ciudadano, Albert Rivera, al que definió como una "burbuja de cava". Ese tipo de comentarios le definen. Y este fin de semana nueva batalla, quizá la definitiva, en UPyD.