El hecho está pasando como sus impulsores habían soñado, desapercibido. y con el que se modificaba el Reglamento de Organización y Personal del Tribunal Constitucional en un asunto de gran importancia: los requisitos para la elección del secretario general del organismo. Curiosamente, a pesar de la relevancia del 'movimiento', como decimos, el asunto estaba pasando sin que nadie levantara una voz. Algo sorprendente, en especial en un mundo tan jerárquico y corporativista como es el judicial.

Letrados 'pata negra'; letrados de 'pull'
Nos explicamos. Uno de los brazos fundamentales para el funcionamiento del Constitucional es su cuerpo de letrados. Un 'pequeño ejército' de funcionarios (en el que se mezclan jueces, abogados o catedráticos de Derecho) que hace posible el día a día, y canaliza el trabajo de los 12 magistrados del tribunal.

Entre estos letrados hay dos clases. Están los 'pata negra', que han ganado su puesto por oposición; y luego 'los otros', los que han llegado a propuesta de algún magistrado, y que trabajan asociados a él, o que pertenecen al llamado 'pull': un saco donde se acumulan los currículos que presentan los candidatos ante el Alto Tribunal y de donde por una razón u otra acaban siendo contratados algunos.

Los miembros del tribunal Constitucional, con su presidente, Francisco Pérez de los Cobos en el centro. Foto EFE



Quien controla a los controladores
Los letrados tienen funciones clave, porque lo mismo elaboran y redactan las sentencias para los magistrados, que, por ejemplo, hacen posible la admisión o rechazo de cada uno de los cientos de recursos, en especial de amparo, que llegan al Constitucional. Y quien coordina y 'controla' el trabajo de todos estos letrados es el secretario general del tribunal. Que, por si esto fuera poco, además suma ser una especie de super-director de personal. Ambas ocupaciones le convierten en un cargo clave, una especie de 'gran hermano' que controla y conoce todo lo que pasa en el Constitucional.

Hasta ahora, ese cargo sólo podía ser ocupado por un letrado 'pata negra', uno que hubiera llegado al cargo por oposición... Una situación que Francisco Pérez de los Cobos, actual presidente del Constitucional, ha logrado modificar con el nuevo reglamento: ahora él podrá elegir a quien desee entre todos los letrados.

No es un movimiento gratuito, ese.

El 'elegido': un juez con historia
Quien ocupaba el cargo hasta ahora era Javier Jiménez Ugarte, un letrado de corte progresista en origen, que lleva años en el cargo. Aunque Jiménez Ugartefue ajustándose al perfil de 'sus presidentes', lo que según fuentes del propio Tribunal significaba 'derechizándose' según lo hacían estos... nunca, al parecer, se está suficientemente a la derecha para hacer 'pareja' con Pérez de los Cobos que, nos aseguran en el Constitucional, ya tiene otro nombre en mente. Alguien mucho más de su perfil 'de 'pepero' sin complejos': Andrés Gutiérrez Gil.

La biografía profesional de este letrado, Gutiérrez Gil, juez de carrera, aún joven, deja lugar a pocas dudas. Entró en la institución como adscrito al magistrado Jorge Rodríguez Zapata, a quien todos consideran el magistrado ideológicamente más ultraderechista en la historia del tribunal (redactó un voto particular durísimo contra la sentencia sobre el Estatut catalán, por ejemplo, que él pensaba que contenía más artículos inconstitucionales de los que se invalidaban).

Después, Gutiérrez Gil pasó a estar adscrito a otro magistrado igualmente conservador, Francisco José Hernando, actualmente fallecido, que fue elegido a propuesta del PP. Un periodo, nos han dicho en fuentes judiciales, en el que "el letrado mandaba tanto o más que el magistrado" en los asuntos que llevaban.

Se cierra la cadena en torno al Constitucional
¿Por qué es tan decisivo este nombramiento? Las fuentes jurídicas con las que ha hablado explican a ELPLURAL.COM que con este posible nombramiento de Andrés Gutiérrez Gil, el presidente Pérez de los Cobos, y a través de él Moncloa, pasarían a controlar por completo el máximo tribunal del Estado: hasta sus mínimas decisiones; hasta sus mínimos movimientos. Si se quiere, éste sería el eslabón que cierra la cadena en torno al Constitucional.

El control que Pérez de los Cobos va a pasar a ejercer sobre el Constitucional, incluido su 'pulso' diario, va a pasar a ser total. Foto EFE



El voto favorable de constitucionalidad, hace sólo tres días, de partes fundamentales de la Reforma Laboral (en cuya inspiración jugó un papel clave, como les contamos en este periódico, el propio Pérez de los Cobos) da idea del peso del perfil ideológico conservador en este tribunal, clave para el presente y el futuro a medio plazo de las leyes que van a regir las vidas de los españoles en los próximos lustros.

Mayorías que perviven al propio Gobierno que las nombra
En origen, tras los últimos nombramientos de 2011, el Constitucional contaba con un bloque de 7 magistrados conservadores frente a cinco progresistas... Pero ya ante esta primera gran decisión, la mayoría conservadora se ha visto reforzada con dos de los magistrados supuestamente progresistas, lo que ha llevado a un nuevo 'equilibrio' de 9 magistrados votando desde posiciones ideológicas conservadoras, frente a 3 que mantienen posiciones progresistas.

En el horizonte, aún tiene el Constitucional que decidir sobre los grandes recursos de PSOE e IU contra la Reforma Laboral..., contra la ley del aborto.., contra aspectos de la Ley Wert.., contra la reforma local..., contra el bloque de decretos-ley que el Gobierno ha presentado en bloque este mes de julio... Recursos que el presidente puede decidir cuándo se verán, y que el Gobierno de Mariano Rajoy tiene, gracias a la 'mayoría absoluta' en el Constitucional, como vemos más allá de lo que son los propios letrados, prácticamente asegurado ganar.

Y aquí hay un dato fundamental a recordar: La vida del Tribunal supera a la del Gobierno... Los magistrados son elegidos para periodos de nueve años, mientras los ciclos del Gobierno son de cuatro. Es decir, las decisiones que está tomando este Gobierno quedan atadas, y bien atadas, mucho más allá del riesgo de su derrota en las urnas, gracias al 'control' del Constitucional en manos Pérez de los Cobos.