En la actualidad, los puntos fuertes a tener en cuenta a la hora de adquirir un teléfono móvil son, entre otros, las prestaciones relacionadas con la memoria, un software y hardware adecuados a los tiempos que corren, un tamaño que posibilite una visualización correcta de vídeos y fotos y, claro está, la elección del sistema operativo acorde a nuestras necesidades…

En definitiva, que los terminales se adapten a lo que marca la sociedad de la información en la que nos encontramos. En ocasiones, muchas de esas prestaciones son desconocidas para el gran público, lo que se traduce en un porcentaje del uso total del terminal muy inferior a las propias características del aparato.

Es evidente que, además de los mencionados, la resolución también juega un papel fundamental a la hora de la elección. Sin duda, ahora mismo, los teléfonos Full HD establecen los límites pero antes de ellos, no hace mucho, las pantallas en blanco y negro eran las que mandaban ¿Cuándo apareció el color en la telefonía móvil?

A color o con color
Hasta hace 17 años, es decir, menos de dos décadas, todos los terminales carecían de pantallas a color. Esta opción apareció por vez primera en 1997, con un modelo que ya ha pasado a la historia por esta circunstancia: el Siemens S10.

En realidad muy poco tiene que ver el colorido que entonces supuso toda una revolución con el de ahora. Incluso se podría afirmar que, más que pantalla a color, incorporaba colores a su pantalla. En concreto, la gama era muy básica y se limitaba a poder ver en el cristal el azul, verde, rojo y blanco. Aunque las comparaciones son odiosas, mientras el sistema que ahora triunfa (el mencionado Full HD) se mueve en una banda de 1920x1080 píxeles, aquel S10 disfrutaba de una resolución de 97x54 píxeles.

Todo un avance
Estas características que ahora nos parecen antediluvianas, entonces eran lo último y el haber sido el primer teléfono con pantalla a color de la historia ya nadie se lo puede arrebatar al mítico modelo de Siemens.

Es verdad que el colorido del S10 era bastante limitado y se circunscribía a poder escribir palabras (y algún que otro icono) valiéndose de la comentada paleta de colores.

Otras características
Al margen del motivo por el que ya ha inscrito este terminal Siemens su nombre en la historia de la tecnología, contaba con otras características técnicas, entre las que cabe subrayar la duración de la batería, que por cierto era ya de Li-Ion.

En total, según especificaba el fabricante, en stand by, la pila del teléfono podía llegar a las 12 horas de funcionamiento, mientras que en conversación se quedaba… ¡En 10 horas!, que ya les gustaría a los de hoy en día.

Eso sí. Prácticamente era esta su única virtud reseñable, puesto que carecía de sistema GPS, de juegos, memoria externa o capacidad de conectarse a Internet.

El pionero en parecerse a los actuales
De esto hace más de tres lustros y de la dificultad del paso dado en aquel momento por la ya desaparecida marca de telefonía móvil (ahora sigue pero centrada en electrodomésticos) habla el hecho de que todavía se demoró por un período de cuatro años la aparición de otros teléfonos móviles con pantalla a color… eso sí, con unas características más próximas a lo que hoy conocemos.

Fue el Sony Ericsson T68i, un terminal que, al igual que el S10, supuso un paso adelante en estas y otras prestaciones. Era el año 2001.

El primer deslizante
Siemens fue una de las empresas más innovadoras en materia de telefonía móvil en las últimas dos décadas, hasta su desaparición tras diferentes vaivenes empresariales.

Sin embargo, en su época de esplendor, dos años después de sacar al mercado el S10, apareció el SL-1088, un terminal prácticamente idéntico al anterior salvo en una cosa: fue el primero en tener una pantalla estilo deslizante. De nuevo la marca se convertía en pionera a nivel mundial.

[youtube]http://youtu.be/EKRoVx4t5pc[/youtube] Así era el Siemens S10, el primer teléfono con pantalla a color.