Los Reyes de España a su llegada a la Plaza de San Pedro en la Ciudad del Vaticano, junto al resto de la delegacion española , donde asisten a la misa solemne de canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. EFE



Tres ministros se marcharon al Vaticano, junto a los Reyes, para participar en la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II. El Gobierno de Rajoy, que condecora con medallas de la Policía a vírgenes, ha querido estar bien representado en la ceremonia en Roma, en la que, según algunas cifras, se pueden haber dadoc ieta hasta un millón de visitantes; todo un negocio para la ciudad.

Gallardón, Margallo y Fernández Díaz
Representan al Gobierno de Rajoy los ministros de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón; de Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo; y, cómo no, el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz. El ministro ultracatólico que pidió públicamente a Santa Teresa de Jesús, “que manda mucho allá arriba”, su “intercesión” por España en “tiempos recios”.

El ministro que condecora a vírgenes
Fernádez Díaz, que forma parte de la Sacra y Militar Orden Constantiana de San Jorge, una orden de caballería consagrada a la glorificación de la Cruz y la defensa de la Fe, decidió condecorar recientemente a Nuestra Señora María Santísima del Amor con la medalla de oro al mérito policial, la máxima distinción del Cuerpo.

El negocio
La cita es trascendente, en lo económico para los comerciantes romanos, que están haciendo su agosto. En las calles se venden imanes para la nevera con la imagen de los dos nuevos santos, camisetas con sus rostros, rosarios, fotos, medallas, pulseras, postales, muñecos, estatuas, tazas, carteras, bolsos, tapices, y en la mayoría destaca la fecha de hoy.

Los medios de comunicación recogen in situ el gran éxito de hoteleros y comerciantes: encontrar una habitación de hotel parece una misión imposible y eso a pesar de que los precios se han disparado entre un 100% y un 200%.

La canonización del Papa más progresista
Aparte del aspecto económico, es, sin duda, un evento relevante para la Iglesia católica, y para muchos fieles. Buena parte de ellos con la satisfacción de que se reconoce finalmente al Papa Bueno, Juan XXIII, que dirigió la Iglesia entre 1958 y 1963 e impulsó el Concilio Vaticano II. Una decisión de Francisco de envergadura: canonizar junto al ultraconservador Juan Pablo II al Papa más progresista, el dialogante, que buscó comprender más que juzgar, en cierto modo, más cerca de Francisco. El hecho de la doble canonización lleva en sí misma, de forma inevitable, a la comparación entre ambos.