Rajoy 'heredó' una deuda pública en el 61% del Producto Interior Bruto (PIB) y en dos años de Gobierno la ha disparado al 95%, un crecimiento de más de 30 puntos en 24 meses. Es un nivel de endeudamiento vertiginoso y que cumple las peores expectativas, dado que tanto la Unión Europea (UE) como el Fondo Monetario Internacional vaticinan que al terminar este año rozará el 100% del PIB, porcentaje que se superará en 2015. La deuda pública está desbocada a pesar de los enormes recortes que el Gobierno ha aplicado vía Presupuestos Generales del Estado, especialmente en políticas sociales como sanidad, educación y dependencia. Pero la economía no crece y por tanto no hay ingresos, mientras aumentan los gastos en pensiones y prestaciones por desempleo. Cada vez que el Gobierno emite deuda alardea de los bajos intereses que paga ahora, lo que no cuenta es que cada vez que emitimos deuda el estado español está pidiendo un crédito que tendrán que pagar generaciones futuras.

18.000 millones en un mes
Son cifras astronómicas, durante el pasado mes de enero la deuda pública creció a un ritmo de 602 millones de euros diarios, lo que sumó 18.677 millones de euros. Es el mayor incremento en un mes desde mayo de 2013 y, a modo de ejemplo, ese volumen de deuda supone que cada español cargaría con 21.000 euros de deuda. El Ministerio de Hacienda explica que el último pago del plan de proveedores, mediante el cual el estado adelanta a Comunidades y Ayuntamientos dinero para pagar a proveedores, es lo que ha hecho escalar la deuda.

Propaganda y herencia
Rajoy y sus medios afines hablan constantemente de la herencia, pero para explicar lo bien que va la economía no comparan los datos de 2013 con el último año de Gobierno de Zapatero (2011), sino con el primero de Rajoy (2012). Para resumir, Zapatero dejó al deuda pública en el 61% del PIB y ahora está en el 95%, hay un millón de parados más de los que dejó Zapatero y el déficit -incluido el rescate bancario- sigue siendo el más alto de Europa. Solo ha bajado la prima de riesgo y ha bajado por factores 'externos': la convicción de los inversores de que no se va a romper la zona euro y la advertencia del presidente del BCE, Mario Draghi de que haría "todo lo posible" para salvar el euro, es decir, manguerazo de liquidez a los bancos.
El caso es que en 2007, con Zapatero, la deuda pública española estuvo en el nivel más bajo de su historia, tan solo en el 32% del PIB, y la tasa de paro también llegó a ser la más baja de la historia, el 7% del PIHB, como Comunidades Autónomas rozando el pleno empleo. El rapidísimo deterioro de las cuentas públicas indica la magnitud del estallido de la burbuja inmobiliaria, que prácticamente arrasó el sistema financiero español.

Deuda pública y deuda privada
Tanto en los años de crecimiento económico como en los primeros años de la crisis, el problema de España no era la deuda pública, sino el endeudamiento privado. Empresas como particulares se endeudaron a niveles altísimos desde el año 2000, con la llegada del euro y los bajos tipos de interés. Las empresas para crecer dentro y fuera de España, y los particulares fundamentalmente porque nos hipotecamos con la compra de viviendas. El nivel de deuda privada, particulares más empresas, llegó a suponer un 120% del PIB pero con el estallido de la crisis tanto empresas como particulares comenzaron a reducir deuda, la empresas porque no se podían financiar y, en vez de invertir, se han dedicado a pagar deuda o a vender  activos para reducirla. Los particulares, atrapados entre el paro y el miedo al futuro además del cerrojazo de los bancos al crédito, han optado por lo mismo, en vez de consumir se destinan los recursos a pagar la hipoteca y reducirla lo más posible. La deuda pública ha seguido el proceso inverso, aumentando sin parar. Del total de deuda, la de las administraciones supone el 36,4% del PIB, la de las empresas el 36% y la de las familias el 27,6%, si bien sumando empresas y familias la deuda privada sigue superando a la pública con un 64% frente a un 36%.