Parece broma, pero es muy serio; parece el argumento de una cámara oculta, pero hay circular que lo acredita (). El caso es que el Gobierno de Castilla-La Mancha que preside María Dolores Cospedal ha enviado una carta a los directores de los centros de Educación Secundaria exigiéndoles un tratamiento preferencial para el horario de la asignatura de religión, además de un “mimo” especial para los profesores que todos los años coloca por la puerta de atrás la Iglesia de Rouco Varela, sin oposiciones, sin titulación contrastada, sin idoneidad pedagógica…pero, eso sí, cobrando igual que un funcionario docente que ha aprobado su respectiva oposición, pasando previamente por varios años de angustiosa e incertidumbre interinidad.

¡Abajo las matemática! ¡Viva el Espíritu Santo!
Aunque la responsable directa de esta preocupante decisión es la propia presidenta Cospedal y su fiel escudero, el consejero de Educación, Marcial Marín, ambos han necesitado de una mano ejecutora para llevar a cabo tamaño desaguisado, encontrándola en el viceconsejero de Educación, Universidades e Investigación, José Jaime Alonso Díaz-Guerra, firmante de la circular en la que recuerda que la “enseñanza de la religión católica se realizará en los mismos términos y con los mismos efectos que la de las otras materias del bachillerato”. O lo que es lo mismo, el segundo de Marín viene a decir que las matemáticas son igual, o menos importantes, que el misterio del Espíritu Santo.

“Pobres” profesores católicos
En la misma circular, el mismo “mandao” recuerda a los directores de los institutos castellano-manchegos que los profesores de la religión católica deben tener un “horario más concentrado” para facilitarles su labor “docente”, insistiendo en equiparar la religión con las matemáticas o con la lengua: “En la confección de los horarios, los centros tendrán en cuenta que deben dar un tratamiento homogéneo a todas las materias que cursa el alumnado (incluida religión)”, recoge la circular.

Siete kilómetros andando
Si a todo esta extravagante  situación le añadimos que el viceconsejero en cuestión, el “mandao” Jaime Alonso, es primer teniente de alcalde de la localidad toledana de Fuensalida, un ayuntamiento donde siempre ha gobernado la derecha, y que consiente que una veintena de alumnos acuda a clase andando,  recorriendo siete kilómetros de ida y otros tanto de vuelta,  porque el consistorio dice que es competencia del Gobierno de Cospedal, entonces la extravagancia se convierte en indignación, porque nadie entiende que el viceconsejero de Educación, concejal en el citado municipio, se culpe a sí mismo de la situación de estos niños, recogida recientemente por las cámaras de La Sexta.


Sin novedad en el frente educativo
Ateniéndonos a esta esperpéntica circular no es de extrañar que el consejero Marín haya catalogado de “normalidad” el inicio del curso escolar en Castilla-La Mancha, siendo contestado desde todos los frentes, sobre todo desde el sindicato de CC OO, donde le recuerdan que “no es normal” que se hayan despedido a 5.000 docentes, que la plantilla de Infantil se haya recortado en un 7%, la de Primaria en un 12% y la de Secundaria en un 17%, “mientras que el número de alumnos no ha dejado de aumentar”, añaden, “el 54%  por ciento de los centros docentes de la región no tiene aún personal de limpieza”. Tratamiento aparte recibe la situación de las familias que no pueden comprar los libros de texto porque Cospedal suspendió su gratuidad, o que no pueden llevar sus hijos a los comedores escolares porque el PP castellano-manchego ha incrementado sus precios hasta niveles insostenibles para una familia media, escenario que alcanza el drama si alguno de sus miembros está en paro.