Alberto Fabra ha sorprendido a todos este fin de semana. Sin previo aviso ha realizado una serie de movimientos para remodelar la estructura de la Presidencia y de la Generalitat que en el PP valenciano han percibido casi como un aviso de declaración de guerra. O al menos, de clara desconfianza hacia las estructuras del partido. Y es que por un lado ha ascendido a gente muy cercana a él, mientras dejaba caer, por otro, a personas cercanas a los 'capos' de las familias del partido.

Una 'íntima' al poder, tres miembros de 'la familia' al paro
Aunque no han sido los únicos movimientos que ha realizado en las últimas horas, todas las miradas de políticos y medios valencianos se han centrado en un nombramiento y tres ceses. El nombramiento el de la directora general de Coordinación, un cargo que antes no existía, un traje a medida, en fin, y en el que ha colocado a una ya antigua colaboradora suya, Esther Pastor. Los ceses,  tres, los de los 'delegados provinciales de la Generalitat', cargos que, más aún en estos tiempos de crisis, parecen perfectamente suprimibles, pero que en el PP se utilizaban para repartir poderes e influencias entre las diferentes familias del partido. Vamos hombres de confianza del 'capo' castellonense, Carlos Fabra, del de Valencia, Alfonso Rus, y del vicepresidente de la Generalitat, y al menos hasta el momento, mano derecha del President, el alicantino José Císcar.

Albert Fabra y su nueva directora de Organización, Coordinación y Relaciones Institucionales, además de gran amiga, Esther Pastor, durante la romería a la Santa Faz. Foto Flickr de la Generalitat



Para echar más dinamita a la salsa picante que se está cocinando en el PP valenciano, añadan que Esther Pastor es 'íntima' de Albert Fabra. Y cuando leen íntima, en Valencia le dan a la palabra todos los sentidos que se quieran imaginar. En los medios de comunicación locales se está recordando tanto el hecho de que Pastor no ha llegado a concluir sus estudios de derecho, como que la carrera política de esta mujer, casada con un piloto de aviación, comenzó a despuntar desde que Fabra fue nombrado alcalde de Castellón, donde ella también trabajaba, o que en los dos años que Fabra lleva al frente de la Generalitat, ha sido ascendida tres veces, con este último salto que la coloca en una posición crucial, ya que va a ser quien dirija la actividad política del President.

Los rumores personales son viejos y generalizados. Pero lo que más preocupa a los 'capos' del PP valenciano es la lectura profunda del movimiento que ha realizado Fabra. Porque el nombramiento de Pastor 'las familias' lo perciben como el inicio por parte del President de la creación de una especia de 'guardia pretoriana', en detrimento de sus poderes. Incluso de quienes hasta ahora le acompañaban, y nos referimos fundamentalmente al vicepresidente José Císcar.

Un Fabra cada vez más aislado.., y que comete más errores
En este contexto, todo indica que los enfrentamientos entre Fabra y su partido, lejos de disminuir, no dejan de profundizarse. El último y muy sonoro crack ha tomado cuerpo en las Corts, como les venimos contando los últimos días en ELPLURAL.COM. La decisión de Fabra de que todos aquellos imputados para los que Fiscalía y abogacía de la Generalitat pidieran cárcel debían dejar el grupo, el primer caso el de Rafael Blasco, fue contestado desde las filas del propio Grupo Parlamentario Popular. Y es que nada menos que 10 diputados 'populares' se encuentran inmersos en procesos legales y muy pendientes de lo que pasa con Blasco, al que quieren proteger para evitar tener que poner sus propias barbas en remojo.

Nombramientos que no gustan, debilidad en el parlamento autonómico... La situación de Fabra aún puede debilitarse más a lo largo de la semana cuando el gran patrono del PP de Valencia provincia, Alfonso Rus, que se ha sentido 'apartado' de las decisiones de poder desde la llegada de Fabra, reúna a su gente en un cónclave al que asistirán muchos otros 'agraviados'. Sin ir más lejos, la poderosa alcaldesa de la ciudad Rita Barberá, que pretende, hasta el momento de manera infructuosa, que desde la Generalitat se la nombre de una vez candidata oficial para las elecciones de 2015.

En fin, un revuelo de avispas y abejorros al que contribuye el propio Fabra con errores de los que también les hemos venido contando, como los nombramientos de 'coach' o de cocinero personal a cargo del presupuesto oficial que están muy lejos de mejorar su imagen en Valencia.., y para desgracia de Fabra, también en Génova, donde no olvidan que hasta ahora esa comunidad ha sido uno de los grandes graneros en los que se ha alimentado el PP nacional, y del que reciben encuestas cada vez más preocupantes y la inestabilidad en la región no gusta nada.

No resulta muy loable imaginar que la biografía y los lazos personales con él de la nueva directora General de la Coordinación vengan en ayuda de la cada vez más necesitada imagen de Albert Fabra, el hombre que llegó para limpiar la mala imagen del partido que dejaba Francesc Camps.