“Estremece que este abogado Ángel Pelluz diga en voz alta que la agresión contra un indigente debería ser contemplada con eximentes por ser la víctima un mendigo y que no pase nada, porque esas palabras luego son recogidas por gente como la que estaba en el banquillo. Espero que el fiscal, el colegio de abogados, la justicia… tengan un gesto". Esteban Ibarra, presidente de Movimiento contra la intolerancia, se manifestaba así ante ELPLURAL.COM en relación a que por un defecto de forma, la Audiencia Provincial no ha planteado la investigación sobre si las palabras del letrado pueden constituir un delito de incitación a la violencia, como pedía el fiscal. Esta situación se produjo durante el juicio en que se ha condenado a 10 años de cárcel a un individuo que golpeó en 2009 a un indigente hasta causarle lesiones irreversibles, y dictado penas de multa para otros tres. Para Ibarra

Un condenado y tres absueltos del delito de lesiones
Así la Audiencia Provincial de Madrid considera probado que Mykhaylo T. quien iba acompañado de otros tres amigos, molesto porque no le habían dejado entrar en un establecimiento, “pisotéo repetidamente hasta en cinco o diez ocasiones” la cabeza de la victima, Rafael Santamaría, un joven de 34 años que dormía en un fotomatón en la calle madrileña de Arcipreste de Hita, en Moncloa. Mykhaylo T. ha sido condenado a diez años de prisión, mientras que los otros tres acusados, Javier R.B., María Leticia G.D. e Iván L.G., fueron absueltos de un delito de lesiones contra la víctima pero deben abonar una multa. Mykhaylo deberá indemnizar al agredido con 300.000 euros por las lesiones y perjuicios sufridos, de los cuales 100.000 serán abonados conjuntamente por el resto de los procesados.

Incluir la protección a indigentes en el Código Penal
“La sentencia es benévola con los que han sido sancionados solo económicamente y se ha olvidado de unos agravantes que a nuestro juicio eran importantes, sobre todo el del ensañamiento. Tiene su razonamiento, no lo ponemos en duda, pero también se evidencian dos déficit muy importantes: El primero de la investigación policial, porque en la fase de investigación se debía haber acreditado más la naturaleza neonazi y violenta de los acusados y el segundo, del Código Penal en el caso del artículo 22 .4 que hace número clausus en casos como la xenofobia o el racismo y se olvida de la aporofobia, el odio a los indigentes, a las personas sin hogar, a los pobres”, continuó Ibarra.

El testimonio que no se contempló
También echa en falta el presidente de Movimiento contra la intolerancia que se hubiera tenido en cuenta el testimonio de los testigos: “Entendíamos que tras la declaración de una testigo que manifestó que los otros tres acusados jaleaban al autor de las patadas y que su novio iba a salir a ayudar y ella le retuvo por miedo a la agresión, ahí se veía con claridad la cooperación de los acusados. Esa prueba no la ha contemplado la sala y pensamos que era una mirada de un testigo directo que se tendría que haber considerado”.

Las personas más indefensas
“Es vital, lo venimos diciendo y espero que la misma sentencia nos ayude, hablar con los grupos parlamentarios para que en la reforma del Código Penal no se deje sin amparo a estas personas. Hay que saber que el 50 por ciento de los indigentes de Madrid, han sufrido algún tipo de agresión violenta. Es la gente más indefensa. En las calles, cuando salen los grupos neonazis, estas personas pobres son las primeras víctimas”. Esteban Ibarra se refiere al artículo 22.4 del actual Código Penal que señala como agravantes “cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la ideología, religión o creencias de la vícitma, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo u orientación sexual, o la enfermedad o minusvalía que padezca” pero no relaciona como agravante las agresiones a personas sin hogar”.

El abogado que añora la Ley de Vagos
En cuanto al abogado de los acusados, Ángel Pelluz, de 90 años, en el transcurso del proceso había opinado que los “indigentes no son personas humanas sino cánceres de la sociedad que deben ser extirpados” entre otros comentarios de este estilo entre los que acababa recordando con nostalgia la Ley de vagos y maleantes. Estas opiniones fueron introducidas también en su escrito de defensa. La Audiencia decidió en un auto hecho público ayer, no deducir testimonio de estas palabras como solicitaba la fiscalía por sus declaraciones por un defecto de forma en la presentación del escrito que carecía de la firma del letrado.

“Esperamos un gesto de la justicia sobre Pelluz”
De este hecho, dice Ibarra: “Nos estremece que mantenga en voz alta y ante los medios este tipo de ideas porque luego son recogidas por gente como las que estaban sentadas en banquillo que las reciben con cierto sentido de normalidad. Espero que ya que la Audiencia Nacional no ha tomado una decisión al respecto, la fiscalía si la tome y el Colegio de Abogados también. Es una persona mayor y no esperamos una acción desproporcionada, pero si que justicia tenga un gesto, un gesto importante y humanista. Hablamos de que la justicia tiene que defender a los indefensos”.

Santamaría, lesiones irreversibles
A todo esto Rafael Santamaría de 36 años está muy mal. Ha pasado 541 días de tratamiento de los cuales estuvo 368 impedido para sus ocupaciones habituales y 146, hospitalizado. “El hombre, a consecuencia de la agresión, padece una grave enfermedad neurológica y psíquica, con problemas de movilidad, cognitivos y lesiones neuronales del orden del 67 por ciento. Los médicos forenses dijeron era irreparable. Era una persona sin hogar, un joven con problemas personales, que malvivía y dormía en un fotomatón.

El daño no se corresponde con la multa
Su familia está muy afectada. El daño se lo han hecho a él y a la familia, son daños irreparables, sus padres se hacen mayores y necesitarían el apoyo de su hijo, sin embargo el hijo va a necesitar para siempre el apoyo de sus padres. Es un drama. El daño que han hecho no se corresponde con multa ni con una reducción de la pena solicitada (doce años) a diez años, a una persona que debía cumplir condena con toda su extensión. Te deja muy mal sabor de boca, y lo único que nos hace comprender es que hay que seguir luchando y ayudando a las víctimas”.

Los indigentes no confían en la justicia
Dice Ibarra que quienes duermen en la calle temen los viernes y los sábados por la noche “cuando salen estos grupos de caza ultraderechistas y se encuentran con gente durmiendo en un cajero, en un fotomatón o en un túnel y les pegan o les queman. No se puede olvidar el caso de Rosario Endrinal que se refugiaba en un cajero de la Caixa en Barcelona y fue quemada viva. O el de Antonio Micol, asesinado en Atocha0. Hemos hablado con algunos de ellos y te explican cómo les echan gasolina y les queman vivos. Pero no quieren testimoniar. Es gente que huye, que se cambia de barrio, que se escapa y no quiere saber nada. Excluidos de la sociedad para todo, no confían en ningún nivel de la Justicia. Se trata de un asunto moral, una sociedad civilizada tiene que defender a tope a estas personas”.