Lo malo es que la Unión Europea, en un gesto casi sin precedentes (siempre están ahí los griegos para romper las regla en estos tiempos) les ha venido a calificar a los tres de ‘bomberos toreros’, y a la faena que están haciendo le han dado un suspenso total: reformas laborales y fiscales, gestión de crisis bancarias, aislamiento de la gestión política y de relaciones laborales… Todo mal.

Primera decisión, primer error
Cuando el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Oli Rehn, comenzó ayer a analizar las medidas que está tomando España intentó parecer como los profesores que no quieren desanimar a su alumno, pero al tiempo le dicen, enseñándole su examen: “todo mal, no has comprendido nada”. Y empezó a señalar lo que después se confirmó y amplió en el informe de recomendaciones.

Y lo primero que la Unión Europea ha vuelto a criticar a España ha sido la primera medida que tomó el Gobierno Rajoy y de la que alardea, porque pone como bandera de su disposición a sacrificar sus ideales por el bien de todos: la subida del IRPF tal y como se hizo. La subida del Impuestos de Rentas, viene a decir Bruselas, ha sido un error que no ha hecho sino dificultar el crecimiento. Es lo contrario, le han venido a decir, de lo que estaban pidiéndole.

Las reformas fiscales, mal
Y ya de paso, condenan otras medidas fiscales. Las deducciones generalizadas a la compra de vivienda, le vienen a decir, es otro error que debe rectificar, porque no es por dar vaselina al ladrillo por donde puede salirse del atasco.

Pero es que igualmente han criticado en Bruselas la amnistia fiscal, por mucho que el Gobierno la esconda bajo el nombre “medida contra el fraude”. Lo peor es que las autoridades comunitarias lo que vienen a advertir es que la amnistía les ha sacado los colores para nada, porque nadie confía en que vaya a servir para recaudar lo que se pretende.

La reforma laboral, peor
En cuanto a su reforma estrella, la que traía el PP realmente pensada, y consensuada con la CEOE, y que pensaban iba a ser el ungüento milagroso, la reforma del mercado de trabajo, la Unión Europea ha repetido casi palabra por palabra a Rajoy lo que le han dicho sindicatos y demás fuerzas políticas: lo único que va a traer es más paro. En especial, porque se aplica cuando el mercado laboral está en baja y la crisis en lo más duro. Al encontrarse con facilidad para despedir a un bajo costo, las empresas no piensan en contratar, sino en aligerar sus plantillas. Si sería discutible como reforma aceptable en un periodo de crecimiento económico para estimular contratación, mucho más negativa resulta en este ciclo económico.

Pero es que además, como le han dicho los sindicatos desde el día uno, Bruselas advierte al Gobierno que con esta reforma, que advierten las autoridades comunitarias podría ser anticonstitucional, no hacen sino fomentar los ‘contratos basura’. Es más, el contrato estrella, el llamado de emprendedores, pensado para fomentar el empleo entre los jóvenes, advierten en la Unión que amenaza en “transformarse en un contrato temporal de hecho, de baja calidad y con costes de despido nulos".

La gestión de Bankia de libro… de miedo
Pero en Europa la gota del descrédito definitivo para España ha llegado con el estallido de Bankia y, aún más, la gestión de esta crisis. Ese chorreo de cifras, sin que se dieran las razones que lo explicaban, que llevó el agujero de Bankia de los 4.500 millones a los 9.000 millones. Y de estos a los 13.500. Y después a los 19.000 millones para acabar en los 23.500, han dejado atónitos a todos los observadores.

Que  Mariano Rajoy despachara el pasado lunes con un lacónico y alucinante “no influye absolutamente para nada” la pregunta sobre la influencia que sobre la prima de riesgo tenía el hundimiento de Bankia no hizo sino provocar el enfurecimiento de todos fuera y dentro de España. Porque lo malo para él, como está pasando desde hace meses, es que los acontecimientos se empeñan tercos en llevarle la contraria. La prima de riesgo de España se mantiene en una línea ascendente y sin aparente límite desde que el banco que dirigía Rodrigo Rato no pudo seguir disimulando sus vergüenzas.

La prima que no para de engordar
Dos cifras enmarcan perfectamente esta situación. Cuando llegó al Gobierno, en medio de lo que en las filas del PP se calificaba de situación insostenible y que iba a corregirse con la simple salida del Gobierno de Rodríguez Zapatero y la entrada del suyo, la prima de riesgo española –recordemos, es la que determina cuánto hay que pagar para financiarse en los mercados- estaba en 311 puntos de diferencia con la alemana. Hoy, aunque fluctúa por minuto, ya ha sobrepasado los 545 y se acerca a los 550… Es decir, más allá de las líneas rojas y en zona de intervención.

Es verdad que Bruselas coincide con Rajoy en una cosa. Bankia no es lo único que asusta a la dichosa prima. También están otros riesgos de los que el Gobierno pretende ni hablar porque tambiénla UEles suspende por ello. “Se dejan sin abordar otros riesgos” y hacen referencia a los préstamos a las pequeñas y medianas empresas, que con la crisis no acaban de despegar. En fin, a las autoridades comunitarias les da pavor la creciente morosidad, y no sólo de las hipotecas.

Y a todo esto, insiste el PP en el “dejarme solo”
Y en este ambiente, el PP, amparado en la mayoría absoluta, no deja de despreciar las ofertas de diálogo que le siguen haciendo sindicatos y fuerzas políticas. Ayer mismo, CiU y el PSOE, por medio de Durán i Lleida y Pérez Rubalcaba se lo volvieron a decir: son necesarios grandes acuerdos para superar la situación crítica que se vive en España. Hasta el momento, la respuesta, “los sonidos del silencio”.

Quizás resulte más sarcástico este dontancredismo del Gobierno a partir de lo que desveló en la tribuna del Congreso, como hemos contado en ELPLURAL.COM, la diputada canaria Ana Oramas, que confesó cómo Montoro en 2010 le sugirió la conveniencia de dejar que Bruselas interviniera España, para forzar la salida del gobierno socialista: “que caiga España, que la levantaremos nosotros”, fueron las patrióticas y modestas palabras del hoy ministro de Hacienda. Si no fuera por la situación, hasta daría para unas risas.