ELPLURAL.COM viene insistiendo sobre ello con motivo de la deriva xenófoba del Partido Popular en Cataluña en las campañas para las autonómicas y generales del año pasado. En esa comunidad, el PP pasó de ser un partido sin poder político a socio parlamentario de la formación gobernante. El discurso populista del PP catalán, nunca desautorizado por Mariano Rajoy, sino, por el contrario, apoyado, le atrajo votos y le sentó en la Alcaldía de la tercera ciudad catalana, Badalona.

Delincuentes, portadores de enfermedades e incívicos
Esta postura xenófoba, representada en las figuras del alcalde de Badalona, Xavier García Albiol; el presidente del grupo municipal del PP en Barcelona, Alberto Fernández Díaz; y la propia Sánchez-Camacho, se expresó en mensajes como que los inmigrantes vienen “a delinquir”, son portadores de “enfermedades que ya se daban por desaparecidas”, “no se adaptan” o que muchos son “delincuentes” e “incívicos”.

La experiencia francesa
En Francia, Marine Le Pen con su ultraderechista Frente Nacional y un mensaje similar sobre la inmigración, quedó en la tercera posición en las elecciones presidenciales del pasado fin de semana con casi el 18% de los votos. Si consigue mantener ese porcentaje en la segunda vuelta en junio tendría muchas posibilidades de conseguir representación en el Parlamento. Un resultado alarmante.

Rajoy se adelantó a Sarkozy
El actual presidente francés y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, en horas bajas, ha cruzado el umbral de la derecha moderada robando el discurso a Le Pen y ha dicho que “no podemos seguir recibiendo tantos extranjeros”.

Sin embargo, Rajoy se le adelantó, cuando en febrero de 2008 prometió que si gobernaba crearía “un contrato de integración" para los inmigrantes que les obligaría a "cumplir las leyes, aprender la lengua y respetar las costumbres de los españoles”. Precisamente en unas jornadas sobre inmigración del PP en Barcelona, el entonces líder de la oposición dijo que ese contrato incluiría el requisito al inmigrante de comprometerse a "regresar a su país si durante un tiempo no logra encontrar empleo", lo que recuerda ahora al mensaje de Sarkozy para cazar el voto xenófobo: “no podemos seguir recibiendo tantos extranjeros”.

Ni para tostadas de manteca colorada
En el mismo mes y el mismo año en que Rajoy anunciaba su “contrato de integración”, el secretario ejecutivo de Economía y Empleo del PP, hoy ministro de Agricultura, Arias Cañete dijo aquello de que "ya no hay camareros como los de antes que le pedíamos un cortado, un no sé qué, mi tostada con crema, la mía con manteca colorada, cerdo, y a mí uno de boquerones en vinagre y venían y te lo traían rápidamente y con una enorme eficacia" para argumentar que los inmigrantes estaban pocos cualificados.

El colapso en las urgencias
Por cierto que en esa intervención, Arias Cañete achacaba el colapso en las urgencias de los hospitales a los inmigrantes, que, según dijo, han descubierto "la grandeza del sistema sanitario español".

Las cifras de Ana Mato
Es el mismo argumento usado por la actual ministra de Sanidad, Ana Mato, quien para defender su plan de recortes afirmó que los extranjeros utilizan la sanidad pública de manera indebida, “sin tener derecho a ello” y cifró en 700.000 los extranjeros que usan los servicios sanitarios, lo que supone –según precisó- 917.000 euros de gasto para el Estado.

La calculadora implacable de El Ojo Izquierdo
La Razón se ha hecho hoy eco de esas cifras en uno de sus editoriales. Desde su blog El Ojo Izquierdo el periodista de El País José María Izquierdo le ha puesto un poco de humor al asunto y calculadora en mano se pregunta cómo es posible que cada uno de esos extranjeros haya gastado 1.428.571 euros. “¿Pero qué pócimas les hemos aplicado en la espalda a los guiris abrasados por el sol de Marbella para nos costara el tratamiento casi un millón y medio de euros? ¿O es que acaso les hemos trasplantado el corazón, el hígado y algún riñón a cada uno de los 700.000 extranjeros que han entrado en una clínica española?”, se pregunta Izquierdo.

Las estadísticas
En cualquier caso, las estadísticas dejan sin mucho peso el argumento de Ana Mato. Los inmigrantes en España usan los servicios del Sistema Nacional de Salud con menor frecuencia que los españoles. Lo atestiguan datos recientes, pero también de los últimos cuatro años, y de diferentes fuentes.

Un 15% menos
Según la Fundación Luis Vives , que cita datos recientes de Sanidad, el uso que hacen los inmigrantes del sistema público es un 15% menor que el de los españoles. Esta asociación cita, además, a la Sociedad Española de Medicina Comunitaria (semFYC) que lo confirma. Hace cuatro años, uno de los estudios más amplios realizados en España titulado Diferencias en la utilización de los servicios sanitarios entre la población inmigrante y la española, y elaborado por la Fundación de Ciencias de la Salud, también dejó constancia de ello.

Los inmigrantes no hacen mal uso de la sanidad
El País citó el lunes pasado al presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc), Josep Basora, quien aseguró que “no hay hiperfrecuentación de los inmigrantes ni hacen mal uso de la sanidad pública”.

Los españoles la utilizan en mayor medida
Ese diario recogía, además, uno de los últimos trabajos sobre este tema con datos de 2009, realizado por Ángel Alberquilla, técnico de Salud Pública de la Comunidad de Madrid. El estudio, centrado en el área 11 de la capital, que analiza una zona de casi 900.000 habitantes donde el 20% es inmigrante, concluía que en consumo de medicamentos, visitas a consulta y hospitalizaciones los extranjeros consumen menos que los nacionales.

Por ejemplo, en el consumo de farmacia, la media está en 381 euros por persona y año. Pero la proporción entre autóctonos y extranjeros es casi de uno a cinco: 96,5 euros para los inmigrantes y 446,4 euros para los nacionales.