Lo que pretenden es controlar a cualquier teólogo que se aparte lo más mínimo de la doctrina oficial del Vaticano en cualquier país. Y esto lo consiguen mediante la censura, las notificaciones o declarándolos "herejes" ante la opinión pública.
Es decir: el imperio del pensamiento único en la Iglesia. Se apartan así de lo que el Concilio Vaticano II tanto insistió: la necesidad que los teólogos investiguen para intentar explicar las verdades de la fe acercándose a la cultura del hombre de hoy y por otra parte, el reconocimiento de diversas corrientes teológicas en el seno de la Iglesia.
Se creen que así los aíslan y sin embargo, consiguen siempre el efecto contrario: que la gente se interese mucho más por estos teólogos, vendan más sus libros y se llenen las salas para oír sus conferencias.
De momento, Queiruga ya está recibiendo un verdadero aluvión de llamadas y escritos de solidaridad y apoyo.
Aunque no he leído todos sus libros, sí que algunas de sus reflexiones y escritos sobre la resurrección me han parecido magníficas, las hemos reflexionado en nuestra comunidad y nos han ayudado muchísimo para intentar ver estos temas con una nueva visión mucho más adaptada para el hombre de hoy.
Desde aquí todo mi apoyo para él y mis deseos de que siga adelante con sus investigaciones, escritos y reflexiones.
Ojalá la comisión recapacitara y rectificara sobre su intransigente postura.
Juan Cejudo es miembro de MOCEOP y de Comunidades Cristianas Populares