Pues bien, tras sólo tres meses presidiendo el Ejecutivo, Rajoy se encuentra ahora contra las cuerdas de las ingerencias ajenas, un vendaval muy peligroso en un horizonte de obligado pesimismo. Intentó exhibir en la UE que el déficit público de las arcas españolas era cosa más suya que la presión externa y salió del envite con el rabo entre piernas.

Disfrazado de chulito
Se nos disfrazó Rajoy aquellos días de chulito, sacó pecho y creyó que iba a ser erigido héroe nacional si conseguía frenar la avalancha de cabreo surgido en la UE y en otros adyacentes cercanos. El gesto del líder de la derecha española fue un fracaso monumental que puso a los poderes fácticos y a las instituciones de Bruselas en estado de alerta respecto a España.

“Fruta madura”
Estaba Rajoy convencido de que lo de Asturias se lo llevaría la derecha y, sobre todo, que Andalucía caería como “fruta madura”, según repetía en sus discursos patrióticos el Caudillo cada vez que aludía a Gibraltar. Pensaba probablemente el jefe del Gobierno que Javier Arenas haría de su victoria una especie de paseo militar para honor y gloria del PP. Pero el veredicto de las urnas terminó siendo un batacazo estrepitoso que ha dejado K.O. a Rajoy y a su equipo de estar por casa.

Trampas de taberna
Ocultó el alcance de los presupuestos para no asustar a los ciudadanos andaluces que se mostraban dubitativos entre PP y PSOE o IU. Esto irritó a relevantes dirigentes europeos. No gustó en Bruselas que hiciera trampas de taberna, no dijo ni mu acabada la huelga general de UGT y CCOO y sigue instalado en el silencio más parasitario, aunque hoy, finalmente, deberá decir algo ante su nuevo Comité Ejecutivo Nacional. Mientras, su figura -cien días después del triunfo- empieza a tambalearse.

¿Entendido don Mariano?
Y uno de los más graves problemas de Rajoy es que, como presidente del Gobierno, y no únicamente ahora, sino desde que el dedo de Aznar le eligiera para sucederle, no da la talla. Eso lo sabe, en España, todo el mundo, incluidos muchos de sus votantes. Rajoy como presidente no da la talla y menos ante una debacle abrasadora que nos puede llevar a un rescate estilo Grecia, Portugal e Irlanda y también, como ha acontecido en Italia y en Grecia, a un veloz cambio de presidentes de Gobierno. ¿Entendido, don Mariano?

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM