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Uno de los altavoces instalados en la Puerta del Sol junto a un cartel pidiendo a los policías que se unan a la acampada / MARCOS PARADINAS
Paneles informativos
Ayer, a primera hora desde el Twitter de #acampadasol se pedía públicamente que no se trajese más comida porque se ponía mala y tenían que tirarla. Hoy, algo ha cambiado: un panel situado frente a la calle Carretas, donde se recogen firmas para mantener el campamento, informa de las mayores necesidades de los acampados, clasificadas por colores. La comida está marcada en rojo, como las escobas, los cubos y los paneles de madera.
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Unos jóvenes preparan carteles para la concentración de las 20:00 horas / MARCOS PARADINAS
Comida para todos
Lo cierto es que en la Puerta del Sol no sólo se alimentan quienes están acampados, sino todo el mundo. En un chiringuito situado en el centro de la plaza se han colocado bandejas con bocadillos de jamón, chorizo, tortilla de patatas, queso... incluso se puede elegir acompañarlo con rodajas de tomate. No en vano han colocado una estantería con frutas y verduras a disposición. También hay agua para todos y café y leche.
Los visitantes del Campamento Sol pueden comer y beber gratis en la plaza / MARCOS PARADINAS
Debates espontáneos
Pero lo más sorprendente del Campamento Sol es cuánto debate la gente. No sólo por las pequeñas reuniones de las respectivas comisiones que llenan la plaza, sino por los corros que se forman en cualquier punto. Un hombre con traje y corbata discute de política tranquilamente con un jubilado, un hippy y su perro y una señora que sale de El Corte Inglés.Todos proponen y rebaten con educación. Y se respetan la palabra.
Los grupos de ciudadanos debatiendo surgen espontáneamente en la Puerta del Sol / MARCOS PARADINAS