El ex secretario general de Radiotelevisión Valenciana (RTVV) Vicente Sanz. Archivo/EFE



El exnúmero dos de la Radiotelevisión Valenciana (RTVV), Vicente Sanz, el dirigente del Partido Popular que entró en política “para forrase”, tiene pie y medio en el banquillo de los acusados por un presunto delito de acoso sexual a tres trabajadoras de la Radio Televisión Valenciana. La Audiencia Provincial de Valencia acaba de confirmar su procesamiento por los delitos de abuso sexual, acoso y amenazas a tres periodistas de Canal 9 que lo denunciaron por estos hechos en 2010. Solo queda que se fije la fecha del juicio para que Sanz se siente en el banquillo.

En un auto contra el que ya no cabe recurso, la Audiencia Provincial de Valencia desestima el recurso de apelación interpuesto por la defensa de Sanz contra el auto de procesamiento que dictó un juzgado de instrucción de Paterna, que ahora queda ratificado. Según resuelve la Audiencia, la procedencia del auto de procesamiento es “incuestionable”, dictado sobre la base de diferentes pruebas que apuntan a que Sanz se servía del cargo que ocupaba para obligar a las empleadas a mantener “contactos sexuales no consentidos, a los que condicinaba su permanencia en el puesto de trabajo”. Debido a ello, el ex secretario general generó una situación “gravemente intimidatoria y humillante” para las tres denunciantes. El tribunal ratifica la existencia de “motivos bastantes” para creer a Sanz responsable de los delitos que le imputa el auto de procesamiento y recuerda que la resolución se dicta tras la declaración de víctimas, testigos y del propio procesado, una pericial psiquiátrica, vídeos y contenido de varios teléfonos móviles.

Zaplana recompensó su silencio
Vicente Sanz fue presidente provincial del PP de Valencia entre 1993 y 1994. Su nombre figura en los anales de la corrupción política cuando una grabación lo retrató: “Estoy en política para forrarme” decía Sanz en una cinta en la que se hablaba de comisiones por la adjudicación de contratos en el ayuntamiento de Benidorm, gobernado por el posteriormente presidente de la Generalitat y ministro de Aznar, Eduardo Zaplana.

Aquella grabación le costó el cargo, pero su silencio en el episodio de Benidorm se vio recompensado cuando Zaplana accedió a la Generalitat y fue nombrado secretario general técnico de RTVV, que llevaba aparejado el de jefe de personal. Allí permaneció durante quince años, utilizando su puesto como si de un señor feudal se tratara, sin que los distintos directores general que por el ente pasaron le frenaran los pies a su teórico subalterno, temerosos de la leyenda que hacía de Sanz poseedor de tantos secretos inconfesables que podía arruinar la carrera política de cualquier dirigente del PP.

La denuncia de tres periodistas
En febrero de 2010 su poder se derrumbó como un castillo de arena cuando tres periodistas pusieron en conocimiento de los juzgados de Paterna los abusos sexuales, amenazas y humillaciones de que eran víctimas. La juez encargada de la investigación dictó una orden de alejamiento contra Sanz y vio suficientes indicios para señalar en su auto de procesamiento que las denunciantes “durante diferentes periodos, comprendidos entre octubre de 2007 y febrero de 2010, recibieron continuas llamadas y mensajes de Vicente Sanz en que, alardeando del poder que él tenía en RTVV y de las dificultades laborales en que podría poner a las perjudicadas y sus familias, las instó a enviarle fotos de sus partes íntimas y de su ropa interior, las obligó a subir en reiteradas ocasiones a su despacho y les hizo practicar en él actos de naturaleza sexual diversos, siempre bajo dicha amenaza de ejercer el poder que ostentaba en su contra”.

A finales de mayo de 2010, el entonces director general de Radiotelevisión Valenciana (RTVV), José López Jaraba, que presentó su dimisión el pasado miércoles, expedientó disciplinariamente a Vicente Sanz y lo destituyó de su cargo de secretario general, funciones de las que estaba suspendido cautelarmente después de que se conociera la denuncia contra él.