A lo largo de estos días, 10.000 cofradías posesionarán por las calles y plazas de la mayoría de los pueblos y ciudades de España. Una celebración con un significado especial, mitad religioso mitad festivo. Todo ello en un país laico que afronta enormes contradicciones a la hora de abordar la relación entre la Iglesia y el Estado.

Uno de los últimos ejemplos lo protagonizó hace apenas un año el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, cuando concedió la medalla al mérito policial al Hermano Mayor de la Congregación de Mena, en Málaga. Algo que sucede en una sociedad “secularizada” en la que sin embargo, los Cristos y la Vírgenes no sólo recorren las calles en Semana Santa. También ostentan el cargo de alcaldes o alcaldesas.

El último recuento, publicado por ELPLURAL.COM en 2016, cifraba en 120 las imágenes que han alcanzado, entre otros, el título de alcaldes celestiales. Los números hablan por si solos: 16 alcaldes perpetuos, en su mayoría Cristos, 18 medallas de oro o de la ciudad y otros honores militares a entes religiosos. Sin olvidar, claro está, la controvertida medalla de honor al mérito policial a la Virgen malagueña del Amor que el ex ministro Jorge Fernández Díaz se empeñó en conceder con las bendiciones finales del Tribunal Constitucional.

“El número de distinciones a entes religiosos tendrían que ir a menos y no a más en una sociedad más secular cada vez”, declaraba a ELPLURAL.COM Andrés Carmona, vicepresidente de Laicismo. org.  Para Carmona se deberían buscar “simbolismos neutros, no religiosos si estamos en contra de identificar lo religioso con  lo público. Ojalá  digamos en algún momento que con estas cosas vamos a menos”. Pero no parece.