Tres millones de personas. 52 carrozas. 60 pancartas. 5 escenarios. 300 actividades culturales… Estas son algunas de las cifras que reflejan la importancia de la manifestación del World Pride, que arrancará este sábado a las 17 horas, y que pondrá el broche de oro a una celebración que dejará en la capital de España más 300 millones de euros.

La igualdad se ha convertido en uno de los grandes referentes de la marca España. Nuestro país lidera el ranking de los países más tolerantes. Madrid es, de cien ciudades de 40 países analizados, la que mayor calidad de vida ofrece a la comunidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT), seguida de otros destinos españoles como Barcelona, Sitges, Ibiza, Maspalomas y Valencia.

Pero no siempre fue así. Este mismo viernes, el cineasta Pedro Almodóvar recordaba que el World Pride es "el resultado de una lucha de mucho tiempo". Y es que en Madrid no siempre ha reinado la libertad hacia el respeto a la diversidad de la que disfrutamos esta semana.  

Cuando el PP iba de ‘mani’ con los obispos
Sin ir más lejos, el 19 de junio de 2005, hace apenas 12 años, unas 180.000 personas tomaron las calles de la capital “en defensa del modelo de familia tradicional”. O lo que es lo mismo: en contra de los homosexuales y del matrimonio igualitario.

"Zapatero dimisión", "No al desmadre, queremos madre y padre", "ZP, no soy un experimento, soy un niño", "Sodomía no con mi dinero", o "¿Cambiarías a Juan y Puri por Boris y Zerolo?" fueron algunos de los lemas que entonces corearon los asistentes, entre los que se encontraba la plana mayor del Partido Popular: Ana Botella, Ana Pastor, Ángel Acebes, Eduardo Zaplana, Miguel Arias Cañete, Jaime Mayor Oreja, Federico Trillo, Gabriel Cisneros, Jorge Fernández, Vicente Martínez-Pujalte, Eugenio Nasarre, Andrés Ayala, Manuel Atienza…

A su lado, Antonio María Rouco Varela, ex presidente de la Conferencia Episcopal, con gafas ahumadas, gesto serio, alzacuellos y chaqueta; y otros prelados como el entonces arzobispo de Toledo y vicepresidente del Episcopado, Antonio Cañizares.

No ha pasado tanto desde entonces. El PP ha pasado de la homofobia más rancia a reclamar con excesivo ‘postuero’ “la integración real del colectivo LGTBi”. Así lo ha solicitado esta misma semana el líder de los jóvenes del Partido Popular, Diego Gago, en una nota de prensa.

El PP debería pedir perdón
Pero antes de sumarse al carro de la igualdad, el PP debería pedir perdón. Muchos homosexuales todavía tienen grabada a sangre y fuego la frase pronunciada por el ahora presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando en 2005 dijo que Zapatero  quería "hacer lo que no ha hecho nadie por esa manía de parecer moderno" porque "el matrimonio siempre ha sido una institución entre un hombre y una mujer".

Era la época en la que por un puñado de votos los ‘populares’ llamaban “anómalos”, “enfermos” y “deficientes” a los gays. Insultos que tanto sufrimiento originaron en lesbianas, gais, bisexuales y transexuales y que no pueden olvidarse sin que antes medien unas disculpas públicas de por medio.