Fiesta de la memoria en la serranía de Cádiz, en cuya localidad de Jimena de la Frontera han participado este fin de semana más de trescientas personas en la inauguración de la Casa de la Memoria La Sauceda, un inmueble que fue adquirido y rehabilitado por el empresario linense Miguel Rodríguez, nieto de represaliados y propietario de la marca de relojes Lotus.

La Asociación de Familiares de Represaliados por el Franquismo de La Sauceda y El Marrufo (Afresama) y el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, promotores del proyecto, están orgullosos de lo conseguido. Y con razón: la casa dispone de una biblioteca, un archivo, un salón de actos, una sala de reuniones y un espacio dedicado a una exposición permanente sobre la historia de La Sauceda y El Marrufo. También se ilustra en ella cómo fue la Guerra Civil y la represión franquista en el Campo de Gibraltar, donde se generalizó el trabajo esclavo con las 30.000 personas traídas desde toda España a la comarca para trabajar en los batallones de presos republicanos.

Sangre, sudor y lágrimas

“Desde que empezamos a dar los primeros pasos en 2009, esto nos ha costado sangre sudor y lágrimas. Literalmente”. Son palabras de Andrés Rebolledo, presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, que este fin de semana veía cumplido su sueño y el de mucha gente de la comarca al inaugurarse la Casa de la Memoria.

En declaraciones a EL PLURAL.COM, Rebolledo prefiere guardarse los detalles sobre los momentos difíciles pasados hasta llegar a la inauguración, pero no olvida recalcar que, en materia de memoria y reparación, “no se ha asumido la responsabilidad por el Estado, se han hecho cositas, sí, pero muy insuficientes y, sobre todo, muy tarde. Este país tiene  asignatura pendiente. Lo ocurrido fue una inmensa barbaridad que debe ser asumida y afrontada”.

Un poco de eso es lo que intentará hacer la Casa de la Memoria inaugurada en Jimena. Los testimonios orales de víctimas y las investigaciones de archivos indican que en este lugar pudieron ser fusiladas entre 300 y 600 personas desde noviembre de 1936 hasta finales de febrero de 1937.

Cuando el paraíso fue un infierno

Lo que hoy es el paradisíaco Valle de La Sauceda, hacia finales de octubre de 1936 fue un infierno. Allí se vivió el ataque brutal al último enclave republicano de la provincia de Cádiz,. Solo en las primeras horas del ataque aéreo morirían 50 personas de las 800 que habitaban el lugar, situado entre las provincias de Málaga y Cádiz. 

Juan Manuel Rodrigo, nieto de un desaparecido, recordaba en su día el relato de su abuela tras el intenso bombardeo: “Quemaron las chozas, se llevaron los muebles y el ganado hasta el cuartel general”. Al echarse al monte horas después y regresar a su pueblo, solo encontraron escombros. 

El investigador Carlos Perales afirma que en Alcalá de los Gazules, a 30 kilómetros de la zona, “comenzaron a llegar camiones y camiones” con todo lo que se había incautado en las casas de aquellos jornaleros. Muebles, ganado, herramientas, enseres… Inés Pérez Rodríguez, nieta de uno de los desaparecidos en La Sauceda, relataba que su madre, “escondida aún en el bosque tras los bombardeos, vio pasar un camión del ejército con todos los muebles de su casa, que se encontraba al lado de un riachuelo”.

Herederos de los vencedores

Ochenta años después, Andrés Rebolledo no pide mucho: “Queremos que se explique la historia de España de verdad, algo que no ha habido voluntad de hacer”. Aunque elogia el apoyo institucional de Junta, ayuntamientos y Diputación que ha hecho posible la Casa de la Memoria, no olvida que “ninguna institución gobernada por el PP nos ayudó nunca”. ¿Y por qué? “Por que ellos son los herederos de los vencedores, se sienten a gusto con su discurso de vencedores y no quieren dar su brazo a torcer; es algo que clama al cielo”.

La casa es única en Andalucía y estará abierta al público en general y a estudiantes, historiadores, investigadores y a todas las personas que quieran contribuir a sus objetivos fundacionales: “Contribuir a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas del franquismo y rescatar los valores morales y políticos de quienes defendieron la República y lucharon contra la dictadura”.

La inauguración

Al acto, que tuvo lugar el viernes 18, asistieron los alcaldes de Jimena, Castellar, Cortes, Casares y Medina Sidonia y concejales de los municipios de Algeciras, San Roque y Gibraltar. También lo hicieron el director general de Memoria Democrática de la Junta de Andalucía, Javier Giráldez; Ángel Gavino, delegado del Gobierno andaluz en el Campo de Gibraltar; representantes de la Diputación Provincial de Cádiz y la diputada en el Parlamento andaluz Inmaculada Nieto.

Además de las autoridades, participaron también en el acto historiadores, arqueólogos, antropólogos, estudiantes de varias provincias andaluzas, así como afiliados de CCOO, CGT y  representantes del movimiento memorialista andaluz. Tampoco faltaron los miembros de más edad de Afresama, algunos de ellos hijos de personas fusiladas en El Marrufo. Dos en concreto, Juana Barreno y Simón Herrera, recibieron al final del acto un reconocimiento de la Casa de la Memoria. También recibió esta distinción Germinal Zambrano, veterano luchador de la causa republicana, hijo de represaliados y vecino de Algeciras desde 1939.

Andrés Rebolledo dio las gracias a todas las entidades y personas que han ayudado para que la Casa de la Memoria sea ya una realidad. Recordó al empresario benefactor Miguel Rodríguez; a la Diputación de Cádiz, cuya ayuda económica ha permitido terminar de equipar la casa; y a los ayuntamientos de Jimena, Castellar y Casares, que también han colaborado.