Cuando uno ve cómo a Rajoy le tiemblan las piernas en plena rueda de prensa, lo primero que se le pasa a uno por la cabeza es si se habrá contagiado con el mismo discurso de miedo que el Partido Popular dirige sin ningún pudor a la ciudadanía. Pero tras razonarlo, uno piensa que tras tanto tiempo atemorizando a la población, debe ser inmune. Así que hay algo más. Algo que se evidencia de forma notable cuando uno ve sus reacciones en la rueda de prensa de ayer en la que anuncia que aceptará el encargo de Felipe VI de intentar formar gobierno.

Muchos escucharon lo que dijo, pero pocos se fijaron quizás en lo que NO dijo. Para escarbar en el lenguaje gestual del presidente en funciones y averiguar qué es lo que trata de esconder tras sus palabras hemos contactado con José Luis Martín Ovejero, experto en comunicación no verbal y miembro de la Asociación ACONVE.

Un candidato muy implicado en formar gobierno

Según explica Martín Ovejero para ELPLURAL.COM, en la primera fase de su discurso se ve un Rajoy muy implicado personalmente en cumplir eficazmente el encargo del rey, "algo que se advierte por la gran cantidad de veces que emplea la primera persona del singular al hacer referencia a este cometido". Algunas frases que sirven de ejemplo de este hecho son: "Le he transmitido al rey mi convicción profunda de que después de más de siete meses de interinidad, todos los dirigentes políticos tenemos una responsabilidad para con los ciudadanos españoles"; "Yo soy quien más responsabilidad asumo como presidente del partido más votado"; "lo que sí he hecho es garantizarle mi compromiso de hacer todos los esfuerzos posibles para forjar esos acuerdos que España necesita"; "Acepto el encargo, buscaré esos apoyos, lo he estado haciendo hasta hoy"; "Me dirigiré a los partidos constitucionalistas"; "Buscaré apoyos"; "Estoy dispuesto a explorar un gobierno en minoría"; "Voy a redoblar los esfuerzos de negociación"; "La ronda de contactos será pública o privada a elección de los que quieran contactar conmigo, que es exactamente lo que llevo haciendo desde hace mucho tiempo".

Vamos un yo, yo y yo, en toda regla en el que ninguna abuela piropeadora se atrevería a meter baza. Mejor no se ha podido vender. Hasta que llega el tema que incluso parece que le provoca que le tiemblen las piernas.

Del "yo" al "nosotros" en un incómodo paso

Según explica Martín Ovejero, la cosa cambia en la segunda parte del discurso. "En contraposición a esa gran implicación y protagonismo personal que hemos visto al principio del discurso, al tocar el tema de la investidura y de que pueda darse el caso de que no obtenga los apoyos suficientes, le cambia el talante".

Martín Ovejero ve pruebas de esto en varios detalles. "Por un lado, Rajoy se distancia en su lenguaje sustituyendo la utilización, en el verbo, de la primera persona del singular a la primera persona del plural". Muestra de esto son frases como: "Vamos a seguir trabajando, vamos a intentar formar un gobierno, vamos a hacerlo con el encargo del Rey, vamos a ver si todos somos capaces de actuar con una cierta altura de miras".

Posteriormente, hay un detalle que es completamente decisivo. "En el minuto 27:30 (del vídeo que acompaña esta crónica), cuando un periodista le vuelve a preguntar sobre su presencia en la investidura, es un momento que parece inquietarle especialmente, lo que podemos advertir al constatar una especie de temblor en las piernas del presidente en funciones que en ningún caso anterior se ha advertido". Si uno se fija detenidamente, puede llegar a pensar que de repente ha venido una inesperada corriente de aire o que el candidato popular se ha puesto a practicar breakdance, pero no. Parece un tembleque en toda regla. Una muestra de cómo se siente al pensar que podría ser rechazado por segunda vez. Otra opción es que Moragas, sentado frente al supremo líder de los populares, estuviese intercambiando con él pasos de baile de la coreografía del himno latino por petición de Soraya, aunque no lo vemos muy factible.

"En conclusión, parece querer protagonizar personalmente el intento de formar mayoría; pero le inquieta, en el caso de no conseguirla, tener que llegar al momento de la investidura, lo que se descubre por el cambio de su lenguaje y su comportamiento".