Son 138 páginas crudas en las que se describe paso a paso cómo Ramón Blanco Balín, exinspector de Hacienda, amigo íntimo desde la juventud de José María Aznar, con el que compartió carrera y oposiciones, fue haciendo posible el blanqueo y la estructuración societaria de Francisco Correa, el capo de la Gürtel. El documento, largo, detallado, preciso, fue entregado al juez José de la Mata el pasado viernes.

El estudio realizado por los inspectores de la Agencia Tributaria, es decir los excompañeros de Blanco Balín, en un momento de su escrito presentan al personaje como "asesor fiscal y especialista en gestión de sociedades, un experto en la constitución y desarrollo de estructuras fiduciarias cuyo objeto puede ser diverso pero cuyo resultado final es la opacidad del beneficiario efectivo de las mismas".

Y lo que hacen en su largo escrito no es otra cosa que venir a demostrar esas habilidades de Blanco Balín. Explican así su papel en la constitución y trabajo de empresas como Hator Consulting; Estructura Holandesa, Osiris Patrimonial S.A.; Osiris Patrimonial S.A. y diversas participaciones en aventuras económicas, básicamente inmobiliarias, siempre en connivencia y en favor de Francisco Correa.

Como dicen en su Conclusión Final los inspectores de la Agencia Tributaria que firman el escrito, para llevar a cabo estas tareas "Ramón Blanco Balín utiliza sociedades de su propiedad.., constituye otras en las que además va a desempeñar el cargo de administrador único.., asiste a consejos de administración y juntas generales de accionestas; celebra contratos de compraventa y otros... negocios (en los que) actúa en su propio nombre y derecho junto a otros colaboradores de Francisco Correa Sánchez".

Las sociedades que crea Ramón Blanco Balín van formando, según desvelan los inspectores, una red a menudo con sede en paraísos fiscales y con residencia en Holanda que conforman lo que ellos vienen a llamar "Estructura Holandesa". Un entramado de blanqueo, ocultación e inversión de capitales por donde la trama Gürtel fue colocando, presuntamente, los millones que iba acumulando en sus negocios turbios en España al calor del poder político del PP.

Como contundentemente describen los inspectores la labor del viejo amigo del expresidente Aznar, "el análisis de la actividad llevada a cabo por Ramón Blanco Balín (con estas sociedades) pone de manifiesto cual era su objetivo último: la ocultación de parte del patrimonio de Francisco Correa Sánchez, obtenido en muchas ocasiones con la connivencia de responsables de entidades públicas, utilizando para ello un conjunto de empresas dentro y fuera de España".

La lectura del informe deja el retrato de la España de una época, la del aznarismo en el gobierno, y la del rajoyismo al frente del PP, que, sin embargo, parece sobrevivir al paso de las elecciones.