Rajoy ha empezado su campaña antes de tiempo y lo hace saltándose la ley y aprovechando su posición como presidente del Gobierno en funciones. Se podría decir que ha querido mostrar que en el tablero, no todos los jugadores parten de la misma casilla. Él no está en la de salida. Él ya está en la de llegada, en La Moncloa.

Parece que con esta idea en la cabeza o por vaguería, Rajoy ha grabado su primer vídeo de campaña usando La Moncloa como plató electoral. Podría haberse desplazado hasta Génova 13, sede del Partido Popular, pero decidió quedarse en casa. El problema es que donde vive no es de su propiedad, es de todos, es la sede del Gobierno de la Nación.

Un vídeo ilegal

Los poderes públicos que en virtud de su competencia legal hayan convocado un proceso electoral pueden realizar durante el período electoral una campaña de carácter institucional (…) se realizará en espacios gratuitos de los medios de comunicación social de titularidad pública del ámbito territorial correspondiente al proceso electoral de que se trate, suficientes para alcanzar los objetivos de esta campaña".

Desde la convocatoria de las elecciones y hasta la celebración de las mismas queda prohibido cualquier acto organizado o financiado, directa o indirectamente, por los poderes públicos que contenga alusiones a las realizaciones o a los logros obtenidos, o que utilice imágenes o expresiones coincidentes o similares a las utilizadas en sus propias campañas por alguna de las entidades políticas concurrentes a las elecciones.

Así comienza el artículo 50 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral (LOREG), dejando claro que, si un partido quiere hacer actos de campaña no puede usar espacios financiados con dinero público para influir en la decisión del voto de los ciudadanos, ni para vender los logros conseguidos. Sólo con leer estos dos párrafos, al PP le debería haber quedado claro que lo que han hecho es a todas luces ilegal.

Vende lo conseguido y tira del miedo

El presidente en funciones comienza su mensaje reconociendo que el hecho de tener que acudir de nuevo a las urnas “puede cansar y es lógico que lo haga”, pero también recordando a la ciudadanía que “nuestra democracia con sus imperfecciones es y seguirá siendo un éxito colectivo”, por lo que hay que seguir votando hasta que ellos consigan ponerse de acuerdo.

Como bien dice Rajoy, queda poco tiempo para volver a las urnas y para asegurarse de que votaremos lo correcto, ha decidido meter una buena dosis de miedo, algo muy típico entre los populares. “Nuestro país se encuentra ante una nueva encrucijada”, dice: asentar el crecimiento o “deslizarnos por el camino de la incertidumbre, la inestabilidad y la inseguridad”. “Apostamos por la concordia, por la esperanza de la vida moderada mientras lo cierto es que una alternativa extremista se asoma como un disolvente de todo lo bueno que tenemos”.

Después de decir todo esto, no ha dudado en pedir el voto para su partido, para el PP, asegurando que es la mejor opción para el futuro del país. Realmente, un mensaje completamente normal en tiempo de campaña si no fuera porque lo narra, recordemos, desde La Moncloa.