¡Vae Victis! advertían los ejércitos del Imperio Romano. Dicho en castellano: ¡Ay de los vencidos! De modo que casi siempre han ganado y siguen ganando los ricos, los poderosos y los mandamases. Mientras tanto, y a lo largo de siglos y siglos, remotos y cercanos, quienes pierden gravemente son los pobres, los inmigrantes, los que apenas nunca comen caliente, los padres y madres de hijos literalmente hambrientos. Esto sucede en amplias partes de África. Pero no sólo en África.

La terrible miseria de los seres humanos continúa creando malas conciencias, pero desgraciadamente poco más. Pensábamos que el mundo en su conjunto, al llegar el siglo XX, y ahora el siglo XXI, se encontraría, por fin, ubicado en el paraíso terrenal. Y sin embargo, la realidad no ha circulado en absoluto así. Todo lo contrario.

Cuando han reaparecido los refugiados, surgidos de las guerras y de salvajadas brutales, también contra niños y mujeres, dirigentes presuntamente sabiondos, supuestos mediadores de conflictos, no han conseguido llegar a un acuerdo digno para detener la barbarie de la que huyen cientos de miles de personas.

En la UE van diciendo que hay que defender los derechos humanos, lo dicen, pero no lo hacen 

O sea, que el primer ministro del Gobierno francés, Manuel Valls, al parecer un socialista de derechas, próximo a la tercera vía del británico Tony Blair, le dio por subrayar lo siguiente: “Europa no puede acoger a mas refugiados”. ¿Olvida, pues, el Gobierno francés, presidido por el gris François Hollande, que está desapareciendo, a gran velocidad, lo mejor de la revolución francesa? Liberté, égalité, fraternité. Pronto, y tal como vamos, no nos quedará ni París como consuelo.

En la Unión Europea, sita en Bruselas, repleta de bastantes poderosos, van diciendo por ahí que hay que defender los derechos humanos. Lo dicen, pero no lo hacen. O lo hacen como si algunas etnias perseguidas no fueran seres humanos.

Esta situación que destroza a los más débiles, se arrastra hasta la muerte de muchos de ellos. Viene de muy lejos la barbarie contra los gitanos. Recordemos que el citado Valls, catalán, español y francés, se convirtió en el terror de los gitanos rumanos, mezclando la mendicidad con la delincuencia.

La huida a Egipto, la puso obligadamente en marcha el Rey Herodes. Los judíos tuvieron que obedecer a su Rey, y así apareció la matanza de los inocentes. En la guerra civil española hubo numerosas huidas. Desde Málaga a Almería, miles de malagueños, hombres, mujeres y niños, salieron a la carretera andando para huir de las balas y llegar cuanto antes a Almería, en manos aún de los republicanos. Fueron, sin embargo, tiroteados como conejos desde avionetas y bombardeados también desde un barco.

Ahora subrayan constantemente los partidos políticos que este país necesita cambios. Es cierto. Pero el principal cambio debiera ser no mirar hacia otro lado, y sí exigir que los débiles, los pobres y los inmigrantes, con papeles o sin papeles, consigamos entre todos, que sean tratados como personas y no como bestias.