El PP tuvo el detalle de obsequiarnos con un vídeo sobre la crisis que, bajo un envoltorio de patriotismo dramático, aparece trufado de visiones parciales y omisiones relevantes. Aunque el vídeo como documento audiovisual sea bastante prescindible, será difícil evitar escuchar a lo largo de las próximas semanas el leivmotiv que utiliza (“de la crisis a la recuperación”), puesto que de buen seguro éste será el eje principal de la campaña del PP en las elecciones generales.

El hilo argumental del mismo es un cuadro médico (del Partido Popular) que en 2011 se hace cargo de la salud de un paciente (la economía española) que estaba “más grave de lo que nos habían dicho” (el gobierno socialista), y que pasa de entrar al quirófano a las puertas de la muerte a salir a la calle andando con muletas y con la cara pintada con la bandera de España (“de la crisis a la recuperación”) gracias a su talentosa actuación (“lo hemos conseguido”).

La analogía que se utiliza en el vídeo es tan poco original - puesto que se trata de una copia de la utilizada por parte del Partido de la Liberación Dominicana en 2008 en un vídeo de similares características- como poco precisa, como trataremos de argumentar a continuación, a partir de una serie de preguntas muy concretas.

¿Fue en realidad 2011 el momento más crítico del paciente?
A pesar de que el vídeo asocia las expresiones “se nos va”, o “el paciente está en estado crítico” a noviembre de 2011, el paciente ha presentado sus peores constantes vitales en fechas claramente posteriores. Es fácil constatar en las fuentes estadísticas oficiales que los niveles máximos de desempleo (6.278.200 parados en el primer trimestre de 2013, 990 mil más que en 2011) y deuda pública (1.050.497 millones de euros, en agosto de 2015, 306 mil más que en 2011), o los niveles mínimos de empleo (16.950.600 ocupados en el primer trimestre de 2014, 916 mil menos que en 2011) y de protección por desempleo (tan sólo el 58,9% de los parados registrados tiene derecho a prestación en agosto de 2015, 10 puntos menos que en 2011) no se registran hasta la llegada del cuadro médico popular.

Lo mismo ocurre en lo que se refiere a la prima de riesgo, una de las constantes vitales que hasta el inicio de la crisis de deuda soberana los médicos (economistas) no solíamos incluir en los chequeos rutinarios que realizamos, y que alcanzó su nivel máximo (de 611 puntos básicos, 150 más que en noviembre de 2011) el día 20 de julio de 2012.

En realidad, el cuadro médico del PP llevó al paciente a su situación más crítica en la primavera de 2012, cuando acometió su mayor negligencia profesional, la gestión que hizo de la crisis de Bankia. En ese momento, el paciente precisó de una intervención quirúrgica externa (rescate) y agresiva (con la firma de un memorándum of understanding incluida).

Nótese que el anterior equipo médico nunca había situado al paciente en una situación tan delicada. De hecho, fue el único equipo médico de toda la periferia europea que evitó que su paciente cayera en situación de intervención quirúrgica externa (los pacientes griego, irlandés, portugués e italiano precisaron de intervenciones quirúrgicas externas de distinta naturaleza a lo largo de 2010 y 2011).



¿Cuáles eran las constantes vitales del paciente en 2011? ¿Son mejores ahora?
El pasado 22 de octubre conocimos los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre del año. Se trata de los datos de mercado de trabajo con los que – junto con los registros laborales del mes de noviembre –el paciente acudirá a las próximas elecciones generales. El volumen total de empleo se sitúa en 18.048.700 ocupados, una cifra todavía por debajo de la que existía en el cuarto trimestre de 2011 (cuando el paciente contaba con 18.153.000 ocupados).

Igualmente, a finales de 2014 el paciente producía un volumen anual de bienes y servicios (PIB) equivalente a 1.041.160 millones de euros en términos nominales. Una cifra un 3% inferior a la observada a finales de 2011 (1.070.413) Se espera que, de nuevo – con una tasa de crecimiento del PIB en 2015 estimada en torno al 3%-, se termine el año 2015 con un nivel de PIB muy próximo al observado a finales de 2011.

Estabilidad, por lo tanto, en términos de PIB y empleo. Sin embargo, otras constantes vitales del paciente se han deteriorado de forma significativa entre 2011 y la actualidad, como su nivel de deuda externa neta (que se ha incrementado en 100.000 millones), su nivel de deuda pública (que ha aumentado en 300.000 millones) o la remuneración que alimenta al conjunto de sus células (trabajadores), que se ha visto reducida en hasta 40.000 millones de euros, consecuencia directa del agresivo tratamiento que el cuadro médico ha aplicado en forma de reforma del mercado de trabajo.

Sin olvidarnos de un síntoma, que anticipa relevantes contingencias futuras en la salud de paciente: el vaciado que el cuadro médico del PP ha practicado sobre las reservas energéticas del paciente, y que se habían acumulado durante la etapa del equipo médico socialista (el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, popularmente conocido como la “hucha de las pensiones”, ha pasado de 67.000 millones de euros en 2011 a los 39.000 actuales, una merma superior al 40 por ciento).

¿Quién ha salvado al paciente?
Es cierto que el pulso del paciente en términos de actividad y de empleo empieza a revertir su tendencia negativa a partir de 2014, de manera simultánea a la mejora del pulso del paciente europeo. Una fecha que a todo lector no genovés no le sorprenderá constatar que es claramente posterior a 2011.

El cuadro médico ha contado con el descubrimiento de un nuevo tratamiento revolucionario por parte de los laboratorios europeos de referencia (cambio radical de orientación de la política monetaria y fiscal, que abandona su carácter procíclico) al que el paciente ha reaccionado de forma favorable. A ello se ha unido la caída del precio del petróleo, a la mitad.

Parece que la incidencia del cuadro médico del PP tanto en los mercados internacionales de energías fósiles, como en el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (independiente, por definición) o en las principales instituciones europeas (en las que fracasó en su intento de colocar como presidente del Eurogrupo al ministro de economía que pasará a la historia por haber firmado el rescate del paciente) es ciertamente muy limitada.

¿Se puede confiar en el médico?
Existen diversos indicios que apuntan a que el principal responsable del cuadro económico del PP ha presentado un comportamiento poco respetuoso con el código deontológico que debería guiar su actuación profesional.

Por un lado, no contó la verdad al paciente entre 2008 y 2011 (ocultándole la dimensión internacional y europea de la enfermedad, cuya dimensión nacional – que efectivamente existía – pasó a atribuir un único cirujano español en exclusiva, curiosamente al único que había conseguido 3 superávits consecutivos en las cuentas públicas del paciente desde el inicio de su periodo de vida democrático). Y tampoco lo hace ahora, atribuyéndose la “mejora” por completo, nuevamente obviando mencionar el contexto externo en el que se produce.

Por otra parte, el vídeo habla de “la situación es peor que como nos dijeron”, en referencia clara a la desviación del déficit público del paciente en 2011 respecto de su objetivo. Una desviación generada en su práctica totalidad (dos tercios) en los órganos autonómicos populares del paciente de (en la Comunidad de Madrid, en Castilla y León, y en la Comunidad Valenciana, una comunidad que ha recibido una sanción de 19 millones de euros de los laboratorios europeos de referencia por su continuada manipulación de las estadísticas de déficit y deuda públicos).

Y, por último, ¿confía el médico en la sanidad?
En clara contradicción con sus reiteradas promesas al paciente, el cuadro médico del PP aplicó una serie de incisiones en el corazón del paciente (en las partidas de Sanidad, Educación, protección social, dependencia y vivienda) desde finales de 2011 y hasta 2013 por un importe superior a los 15.000 millones de euros. Una cifra que será superior cuando se conozcan los datos de 2014, y que ha tenido especial incidencia sobre las células más frágiles del paciente (las clases medias y trabajadoras, principales destinatarias de la inversión social).

En este sentido, resulta preocupante la frase “Hay que esforzarse un poco más” que se escucha en el video. Es posible que se esté refiriendo a los recortes adicionales de gasto social que el Programa de Estabilidad contiene para el periodo 2015-2018 y que el cuadro médico ha enviado a los laboratorios europeos de referencia. O, alternativamente, a nuevas subidas de impuestos (como las que también negó el cuadro médico popular en 2011, y que al final de la legislatura supera la cifra de 20.000 millones de euros).

En todo caso, este artículo estaría realizando una valoración profundamente injusta sobre la actuación del cuadro médico popular, sino reconociera el acierto del PP en la elección de uno de los mensajes que se pronuncia al final del vídeo (“No podemos permitir la recaída”). Efectivamente, el paciente no puede permitirse volver a los excesos del pasado (burbuja inmobiliaria), que tantos costes directos y de oportunidad han causado sobre su estado de salud, y que se gestaron precisamente a partir de 1997, cuando varios de los supuestamente “exitosos” cirujanos del cuadro médico popular se ocupaban ya del paciente.

Por todo ello, recetamos poner en cuarentena la reputación del cuadro médico del PP como garantía para tratar al paciente porque no es, en absoluto, merecida.