La nueva estrategia comunicativa del Partido Popular tras el fiasco del 24M pasa por multiplicar las apariciones y declaraciones de Mariano Rajoy. Y semejante exposición en un hombre poco acostumbrado puede ser peligrosa porque, más allá de los gazapos y las frases deslavazadas ("los españoles son muy españoles y mucho españoles) se corre el riesgo de saltarse el debido respeto institucional. Algo que el presidente del Gobierno lleva haciendo esta semana con su obsesión por atacar a Grecia y a sus gobernantes y que le ha convertido en el líder europeo que más despiadado está siendo con un socio y que ya ha provocado reacciones entre los ciudadanos griegos.

El lunes, Rajoy arrancó la semana con una minicumbre de partido con Nicolás Sarkozy. El expresidente francés, que no tiene ningún cargo institucional que respetar, apostó duro contra la "extrema izquierda" que gobierna en Atenas y acabó alentando al presidente del Reino de España para que tachase a Grecia de no ser un país serio: "Lo demás, lleva a lo que estamos viendo hoy en Grecia. A que la gente no pueda sacar su dinero, el suyo, el de la gente de los bancos. Por suerte esto en España no va a pasar porque España es un país serio y ha tenido un gobierno serio". Incluso llegó a realizar una trampa dialéctica para, de paso, dar estopa a los socialistas: "El PP ha ganado las elecciones, pero el PSOE ha preferido dar el poder a Syriza-Podemos".

La caída de Tsipras
Al día siguiente, Rajoy pasó por los micrófonos de la COPE, donde tampoco se puso ningún límite a la hora de hablar de Tsipras: "Y le hemos dicho a Tsipras, yo se lo he dicho: 'Oye, que te estás equivocando'". Pero más allá del tratamiento coloquial que le da al primer ministro de un país, el presidente del Gobierno español llegó a desear la caída del Ejecutivo griego: "Y si Tsipras pierde el reférendum eso será bueno para Grecia. Porque los griegos habrán dicho 'sí queremos seguir en el Euro' y se podrá negociar con otro gobierno".

La solidaridad, vista por Rajoy
Incluso, frente a las palabras de su ministro de Economía, Luis de Guindos, quien acababa de sentenciar que "no puedo aceptar como hipótesis razonable que Grecia salga del Euro", Rajoy sí se atrevió a apostar por esta hipótesis: "Si gana el referéndum, yo personalmente creo que Grecia no tiene más alternativa que salirse del euro". Y dio una muestra más de cómo entiende él la solidaridad, un factor que escandalizaría a cualquier si se trasladara a la relación entre Comunidades Autónomas: "Grecia vive del resto de países de la UE. Todos queremos ser solidarios, pero ser solidarios a cambio de nada es otra cosa".

https://youtu.be/W-o5tjf1YUA?t=4m32s

El cabreo griego
Esta actitud ha tenido eco en Grecia, como demostró este miércoles en una entrevista en Más Vale Tarde Tryfon Kyriakouros, un empresario heleno dedicado al turismo, que antes de despedirse quiso dedicar unas palabras a Rajoy, a raíz de su insinuación de que Grecia no es "un país serio". "Podía haber dicho que nuestro Gobierno es mejor que el Gobierno de Grecia y no permitiremos que suceda esto. Pero no nombrar a un país y a un pueblo. Los griegos no solo inventamos la democracia, sino que la hemos protegido y la hemos defendido. Hemos tenido 600.000 muertos en la Segunda Guerra Mundial para que el señor Rajoy disfrute de una democracia y sea el presidente de una gran nación y un gran pueblo como es el español".

El favor de Alemania
Más allá de sus fobias ideológicas y de sus intentos por mezclar al PSOE, Podemos y Syriza en un tótum revolútum, lo que podría justificar las invectivas de Rajoy sería su intento de congraciarse con Ángela Merkel haciéndole el trabajo sucio de descalificar a Grecia y a Tsipras. Todo con la decisión aún pendiente de dónde se colocará a Luis de Guindos, que aspira a presidir el Eurogrupo, para lo que el favor de Alemania es fundamental.