Pablo Iglesias está decidido a llegar al poder, a ese poder de “la casta” contra el que tanto carga, pero en el que ha ido acomodándose muy bien. Lo ha dicho claramente, su objetivo es llegar a la Presidencia del Gobierno y, también, lo ha dejado muy claro durante esa lucha fratricida contra otro de los dirigentes de Podemos, Pablo Echenique, una piedra en el zapato, que busca frenar el personalismo de Iglesias. Éste está dispuesto a todo, hasta a desteñirse como un camaleón según las circunstancias. Queda claro en las directrices de la formación para arañar votos también a la diestra: “Conviene que Podemos repita una y otra vez, en el eje central de su discurso, que no se define como movimiento de izquierdas”.

Podemos no es un movimiento de izquierdas
Es uno de los “nueve consejos para un discurso de mayorías” que Podemos ha divulgado entre sus bases y seguidores; el número seis: “Reafirmar que PODEMOS no es un movimiento de izquierdas”.

Perdería la mitad de los votantes
La dirección de Podemos explica que sería nefasto electoralmente hablando que a la formación “se le identifique como una simple fuerza más dentro de la izquierda”. ¿Por qué?.  “Que a esta organización se la catalogue como de izquierdas y se consolide esa etiqueta supone su distanciamiento automático de al menos la mitad de los votantes españoles”, se afirma en el argumentario.

Movimiento de la gente común
“Si a Podemos se le caracteriza, a través de los medios de comunicación y líderes políticos e intelectuales, como organización de izquierdas, su campo de trabajo se habrá reducido al electorado ideológicamente de izquierdas y además rivalizando con otras fuerzas afines”, señalan los líderes de Podemos a sus bases. Pablo Iglesias no quiere sólo el voto progresista, quiere el mayor número de votos, también los de la derecha.

Los líderes de Podemos pretenden que se les defina “como movimiento socio-político de la gente común” y “aspiran a llegar a los millones de ciudadanos de tendencia un poco más conservadora o poco ideologizados”.

Iglesias rodeado de banderas comunistas
Es dudoso el éxito de este esfuerzo porque las pruebas que le desmienten no son pocas. Este mismo sábado, Periodista Digital refrescaba un vídeo de 2012,   en el que se ve al líder de Podemos rodeado de banderas comunistas (las de la hoz y el martillo) y cantando La Internacional.



La estrategia que usó antes Rosa Díez
En una entrevista, Iglesias no tuvo reparo en reconocer sus ansias de poder y que no se conforma con poco: “Quien hace la política pensando ‘nosotros somos la verdadera izquierda porque el PSOE es la falsa izquierda, y entonces nosotros vamos a ocupar el espacio que deja el PSOE a su izquierda, y ni nos va muy bien tendremos un 13 o un 14%…’. No me interesa eso”, decía.

En realidad, no es nada nuevo, la estrategia de la aparente indefinición la ha usado con cierto éxito Rosa Díez con su UPyD, una formación que aún cuesta situar ideológicamente, aunque tiene ideas claras sobre determinados aspectos como la unidad de España.

Lo que defendió Primo de Rivera en 1933
Pero el devaneo ideológico pone a Pablo Iglesias en una tesitura peligrosa, que lo mismo se asemeja al castrismo, el peronismo o el chavismo que, como analizaba de manera acertada  en ELPLURAL.COM Francisco Medina, a partidos de ultraderecha como Falange Española  y los postulados que defendía Primo de Rivera en 1933: “El movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas”.

Tampoco debe sorprender demasiado la coincidencia porque, ya se sabe, ‘extrema se tangunt’ (los extremos se tocan).