Desfile del Orgullo Gay en Belgrado, 10 de octubre de 2010. Foto: Cordon Press.



Desfile del Orgullo Gay en Belgrado, 10 de octubre de 2010. Foto: Cordon Press.

Chetnik: término peyorativo para los serbios. Utilizado por croatas, bosniacos y albanokosovares.

Ustaša: término peyorativo para los croatas. Utilizado por serbios, bosniacos y albanokosovares.

Balija: término peyorativo para los bosniacos. Utilizado por croatas, serbios y albanokosovares.

Shiptar: término peyorativo para los albanokosovares. Utilizado por bosniacos, croatas y serbios.

Peder: término peyorativo para los homosexuales. Utilizado por todos.

Inicio de la película Parada (The Parade) Serbia, 2011. Director: Srdjan Dragojevic.

En esta película un grupo de defensa de los derechos de LGBT quiere organizar el desfile del Orgullo Gay en Belgrado, pero temen las agresiones de una contramanifestación de hooligans homófobos. Ante la indiferencia y rechazo de las autoridades y policías, los protagonistas recurren a la más baja estofa de los Balcanes, los antiguos criminales de guerra y mafiosos de todas las repúblicas, para que les defiendan el día del desfile en lo que será una batalla campal.

Cuenta Jairo Dorado Cadilla, traductor de las lenguas locales, serbio, croata, bosnio…, que una activista lesbiana le comentó que esta película, Parade, probablemente había hecho más por educar a la sociedad que el Gobierno. Y como escribió Miguel Rodríguez Andreu, editor de la revista Balkania, aunque fuera en la ficción, la historia logró reunir a «un serbio, un croata, un bosnio-musulmán y un albano-kosovar por una causa común». Pero la realidad es que el film no tiene happy-end. Como tampoco lo ha tenido aún la causa de los LGBT en los Balcanes.

El futbolista internacional Ivan Rakitić, croata aunque nacido y crecido en Suiza, ha puesto de manifiesto todos estos problemas cuando los medios digitales rescataron de la hemeroteca, tras su fichaje por el F.C. Barcelona este verano, una entrevista en Offside Magazine de 2012 en la que explicó unas impresentables declaraciones homófobas del presidente de la Federación de Fútbol croata, Vlatko Markovic, en las que decía que nunca jugarían homosexuales en su selección porque «afortunadamente, el fútbol solo lo juega la gente sana». Ivan contestó:
Respeto a los homosexuales, pero no quiero a esa gente en el vestuario. No me marcharía de un equipo por eso, porque respeto igual a un homosexual que a un negro, un gordo o un enano, pero de ser posible prefiero no tener gais en mi vida.

Estas palabras son solo el reflejo de lo que ocurre en el sudeste europeo con la aceptación de la homosexualidad como un fenómeno natural. Pasan los años y no dejan de llegar imágenes de participantes de marchas gais apaleados, manifestaciones suspendidas o iniciativas sorprendentes, como la que obligó al gobierno croata a celebrar un referéndum, justo antes de que su país ingresase en la UE, para que la constitución describiera el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer exclusivamente.

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