El portero de la selección española Iker Casillas tras encajar el segundo gol de la selección holandesa, obra de Arjen Robben (d), durante el partido España-Holanda, del Grupo B del Mundial de Fútbol de Brasil 2014, en el Arena Fonte Nova de Salvador. EFE

 

 


Con la boca pequeña todos dicen que es una simple casualidad. Pero la realidad es que la victoria de Austria en Eurovisión (la segunda de toda su historia) nos ha hecho ver la gran relación entre los resultados musicales y deportivos que ha habido entre en 1966 y 2014. Y sólo falta por cumplirse una profecía. Ese año también había Mundial. La Roja también venía de ganar la Eurocopa (a la URSS, en Chamartín). Y fuimos eliminados a la primera de cambio.

El gol de Sergio Ramos estaba escrito
Pese a que muchos madridistas, según pasaban los minutos, daban por perdida la final de la Champions League ante el Atlético de Madrid, algunos de ellos (puede que Rajoy, a lo mejor Aznar, tal vez Florentino…) amantes de la cabalística mantenían la calma y la fe en la victoria. Por mucho que corriera el tiempo en el cronómetro y por mucho que las ocasiones que creaban los blancos acabaran desaprovechadas o en las manos de Courtois, el empate tenía que llegar. Estaba escrito en una profecía que sucedió hace 48 años. Y se cumplió.

La victoria de Conchita
La clave estaba en quién ganaría este año el festival de Eurovisión. Cuando se conoció que el triunfo para la representante de Austria, Conchita Wurst, muchos empezaron a considerar que realmente el Atlético del Cholo Simeone, partido a partido, iba a ganar su décima Liga y que el Real Madrid conseguiría lo propio en la final de Lisboa. ¿Por qué? Pues precisamente porque en 1966 también ganó Austria este certamen (sólo lo ha hecho en dos ocasiones). ¿Quién ganó la Liga en el sesenta y seis? El Madrid de los yeyés, como este año. ¿Quién ganó la Liga en el sesenta y seis? El Atleti, como este año. ¿Quién fue el último equipo de Primera División el sesenta y seis? El Betis, como este año.

La España de Marcelino, eliminada
El caso es que en 1966 también se jugaba un Mundial, el de Inglaterra, al que acudía una selección española con un plantel excelente. Era campeona de Europa, porque acababa de ganar dos años antes a la mismísima Unión Soviética en el estadio Santiago Bernabéu. Pero en Inglaterra a los chicos de La Roja de los sesenta, pese a ser uno de los favoritos para ganar el torneo, les dio la espalda la fortuna. Perdieron el primer partido (ante Argentina), ganaron el segundo (Suiza) y cedieron frente a Alemania. Un equipazo formado por: Iribar, Sanchis, Pirri, Amancio, Gento, el mítico Marcelino… tuvo que hacer las maletas y regresar para España.

Temor entre los jugadores
El caso es que la noticia se va comentando entre los jugadores y empieza a ser utilizada por alguno de ellos como justificación de lo que ocurrió ante Holanda. “¿Cómo es posible que un partido en el que se empezó ganando terminara así? ¿Cuándo había fallado Casillas de esa manera con la Selección? ¿Tan cansados estábamos?”, se preguntan. Las concentraciones son largas. Y cuando llegan las derrotas las ideas empiezan a golpear las cabezas. Y el temor a que esté escrito que caeremos en la primera fase empieza a aflorar.

El fútbol y la parapsicología
Y es que lo paranormal, en contra de los que muchos piensan, tiene una gran cantidad de adeptos en el fútbol. Se cuenta que Santiago Bernabéu invitaba al palco a una experta en esta materia. Ramón Mendoza hacía todo lo posible para que la concentración de sus jugadores para preparar los partidos trascendentales, entre ellos los de las grandes remontadas de los ochenta, coincidiera con bodas. El propio Vicente del Bosque, en fifa.com, aludió a la diosa fortuna como factor decisivo de los últimos triunfos: “Soy consciente de que hemos tenido mucha suerte”. Aunque todavía tenemos un clavo al que agarrarnos. En este festival de Eurovisión, Ruth Lorenzo fue décima con Dancing in the rain. Raphael, en el sesenta y seis, fue décimo primero con Yo soy aquel. A lo mejor no todo fue igual.