Los alemanes están furiosos con el Banco Central Europeo (BCE), concretamente con su presidente, el italiano Mario Draghi, por la última rebaja de tipos de interés al 0,25%, la más baja en la historia del euro. Los representantes de Alemania, Austria y Finlandia en el consejo del BCE votaron en contra de esa rebaja, pero el cabreo de los alemanes les ha llevado a realizar comentarios absolutamente inapropiados para sus cargos e inéditos en la historia del BCE que rayan en cierta xenofobia al incidir en la nacionalidad del Presidente del BCE, italiana, y a acusarle de querer favorecer a Italia y no a la Unión Europea. Obviamente este argumento se les puede volver en contra, porque por las mismas razones se puede acusar a los alemanes de querer mandar en el BCE para beneficiarse única y exclusivamente ellos. Alemania se ha acostumbrado a mandar demasiado en la Unión Europea y no asume que pueda ser tratado como un socio más.

"Asquerosa expropiación"
A pesar de que la rebaja de tipos  se produjo hace varias emanas, a los alemanes no se les pasa el cabrero, hasta el punto de que el presidente del Bundesbank (banco central alemán), Jens Weidman, ha calificado la rebaja de tipos de interés como una "asquerosa expropiación”, según publica el diario germano Der Spiegel. ¿Por qué los alemanes hablan de expropiación y además asquerosa?, porque los ciudadanos alemanes son los grandes ahorradores del continente, temerosos del futuro tras las reformas emprendidas en el año 2.000, llevan muchos años sin consumir y sin subir los sueldos, así que tienen sus dinero en los bancos y si bajan los tipos de interés sus ahorros se devalúan. En definitiva, el BCE quiere que los alemanes consuman e inviertan más para que tiren de la recuperación económica y si los ahorradores alemanes apenas perciben ingresos por tener su dinero en el banco, desde el BCE se les está invitando a gastar.

Decisión correcta
Pero la visión de los alemanes no la comparte nadie más que ellos. Bruselas ha apercibido a Alemania por sus desequilibrios económicos, concretamente por tener demasiado superávit, y tanto el FMI como el gobiernr norteamericano y el Consejo Europeo consideran que si Alemania quiere ser de verdad la locomotora europea, debe asumir su responsabilidad  tirar del carro.
Además hay varios factores  que llevaron al BCE a aprobar por mayoría la rebaja de tipos. En primer lugar evitar el riesgo de deflación, porque no hay que olvidar que el Banco Central Europeo nació con un único mandato: tener controlada la inflación en la zona euro para que no supere el 3%. Ese mandato obedeció a la obsesión alemana con la inflación, dado que consideran que la híper inflación que vivieron tras la Primera Guerra mundial provocó el auge del nazismo y la Segunda Guerra Mundial. El estallido de la crisis del euro ha ampliado los poderes del BCE, porque precisamente el riesgo de ruptura o desaparición del euro dio a Draghi la posibilidad de intervenir en la crisis de deuda soberana de los países rescatados. Alemania siempre se opuso a que el BCE comprara deuda pública de Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda, pero Draghi sentenció: su obligación era velar por el euro, el euro estaba en riesgo y la única manera de intervenir era estabilizar las primas de riesgo de esos países con compra de deuda soberana. Primera derrota de los alemanes.
Los últimos datos de precios en Europa son preocupantes, en España el IPC está en negativo, pero es que en Alemania están al 0%. Mario Draghi ha afirmado que no hay riesgo de deflación, pero es obvio que con unos precios tan bajos, la economía europea estancada y con los países del Sur con graves problemas, era necesario bajar los tipos de interés. La Reserva Federal norteamericana los tiene al 0% desde hace más de un año.
Obviamente Merkel y el Bundesbank no se iban a conformar, aceptaron tarde y a regañadientes la decisión de Draghi -gracias a él España evitó el rescate total- e impusieron que fuera el BCE y no los bancos nacionales quienes supervisaran y controlaran los bancos europeos. A partir del año que viene el Banco de España ya no supervisará y vigilará a los bancos españoles, será el BCE.