El nombramiento a la carrera, por vía de urgencia, de un nuevo director general para retomar el control de Canal Nou por parte del govern responde "a un ataque de histeria". Es lo que piensan en la empresa, tanto en la redacción como en el Consejo de Administración de la televisión pública. O más exactamente: "tienen miedo".

Guardias de seguridad para controlar lo que entra y sale en Canal Nou
Un miedo doble, según dicen a ELPLURAL.COM estas fuentes, "un miedo que no les dejaba vivir" y que no tiene una sola causa. "Veían dos peligros que nos les dejaban vivir: por un lado, que se prolongase el espacio de libertad audiovisual que se había abierto, inédito en los últimos 20 años de esta televisión y que permitía que se viera y se escuchara a las víctimas del metro, a las asociaciones de agricultores, que nunca ha logrado controlar el PP, a los grupos ciudadanos, una situación que este gobierno no podía soportar".

Los redactores de Canal Nou no son lo que más temen en el Gobierno valenciano. Foto EFE



Pero en lo que, según las personas de Canal Nou con las que ha hablado ELPLURAL.COM, realmente produce pánico al Govern de Alberto Fabra es "que se estableciera un flujo de documentos de una televisión que está en el corazón de mucha de la corrupción que se ha vivido en esta Comunidad". Éste sería el hecho que, aparentemente, está detrás del despliegue de guardias de seguridad que registran a los trabajadores al entrar y salir del recinto de la televisión.

1.200 millones de euros de déficit..., sin explicación
"Son -nos dicen- esos documentos que no conocemos nadie, y que explican el hecho de que esta televisión haya llegado a sumar un déficit de 1.200 millones de euros". Se refieren nuestras fuentes con ello a "producciones que se pagaron pero nunca se llegaron a concluir o a emitir, contratos con entrenadores deportivos de importantísimos políticos a los que se encargaban programas, programas de cocina por los que se pagaban hasta diez veces su valor para cubrir otros gastos del PP...".

Y nos citan un caso apenas apuntado como ejemplo. El de la productora Triskel, dirigida por Fernando Quintela, que vendió a Canal Nou "unos programas con enfoque ultraderechista sobre los Gal, Rubalcaba y Garzón, que eran tan malos que no llegó a emitirse más que uno y que en el colmo, habían sido ya emitidos en Intereconomía", a pesar de lo cual se llegó a pagar por ellos, increíblemente, más de 600.000 euros. "Y para colmo -nos recuerdan-, el que vendió los reportajes, Quintela, fue después nombrado director de antena de Canal Nou, y quien los compró, el entonces director general de la empresa, José López Jaraba, hace ahora supuestamente informes sobre el mercado televisivo para la productora de Quintela". Un lío de intereses en el que, nos dicen, ganaban ellos y siempre perdía Canal Nou.

"Temen más al departamento de producción que a los redactores"
Una situación que ha llevado, nos dicen, "a que Fabra tuviera mucho más miedo a quienes conocen lo que se hizo con el dinero dirigido a las productoras que a los redactores con sus informaciones libres".

La reacción de la Generalitat, desde luego, fue inmediata. Nombró a Ernesto Moreno, un hombre con perfil claramente económico, incluido la realización de fusiones y sacar adelante ERE's, vinculado al sector cultural. Y junto a ello, como decimos, un despliegue de guardias de seguridad. Irónicamente, el Gobierno de Fabra, ha justificado la celeridad para tomar estas medidas en que era necesario "garantizar el servicio público"... Algo que puede considerarse un sarcasmo si se tiene en cuenta que  ya ha dicho que el cierre de la televisión autonómica es irrevocable porque es una prioridad secundaria.