El ex jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamiés (i), y el exinspector José María Ballesteros (d), juzgados en el caso Faisán. EFE/Archivo



La prensa de la derecha sigue dando muestras este viernes de su rabieta por la sentencia del caso Faisán, sobre el chivatazo a ETA en 2006. Insinuaciones maliciosas sobre el anterior Gobierno socialista y la tragedia del 11-M, ataques al juez de la Audiencia Nacional Félix Alfonso Guevara Marcos, autor de la sentencia, y en general a la Justicia española pueden encontrarse hoy en columnas y en algún editorial trasnochado.

Los jueces no pueden tragar ruedas de molino
ABC critica “el balance desolador del caso Faisán” y carga contra “el relativismo ético y legal del juez”, porque –afirma en su editorial- “los jueces no pueden tragar ruedas de molino cuando dictan sentencias porque no han recibido su poder jurisdiccional para desnaturalizarlo de esta manera”.

Contra el fiscal
El diario ataca al juez, pero, también al fiscal: “No menos preocupante ha sido el papel de la Fiscalía cuyo representante en el juicio no dudó en mostrar públicamente su discrepancia con el fiscal general del Estado, quien ordenó que se incluyera en la acusación un delito de colaboración con banda armada”.

Tirar el hilo hacia arriba
ABC apunta a la “responsabilidad política” del anterior Gobierno socialista y reprocha que “no se ha tirado del hilo hacia arriba en la investigación sobre la posible intervención del poder ejecutivo en el caso”. “Policías que ayudan a terroristas, jueces que cambian la ley por la política y fiscales que juegan a la contra. El balance del faisán es desolador”, concluye ABC.

Tertsch recupera el 11-M
En el mismo periódico, Hermann Tertsch afirma que la sentencia es la “dosis de realidad nauseabunda” que faltaba para fabricar más ciudadanos indiferentes. Llega incluso a deslegitimar el triunfo del PSOE en 2004 al asegurar que en marzo de ese año se rompió el “camino emprendido en 1976”. “La tragedia trajo la catástrofe. Y volvió la trampa y la miseria moral y el rencor”, escribe Tertsch.

Contra Zapatero
El columnista de ABC apunta directamente a Zapatero, aunque sin mencionarlo. “Aquel dechado de talante siempre impuso las buenas intenciones como mandoble y escudo frente a la razón, a la realidad y a la ley. Ayudó a asesinos porque creyó ayudarse a sí mismo. Su interés siempre lo tuvo por bien intencionado. La unidad y los últimos anclajes de la cohesión nacional los vendió con la misma naturalidad que las botellas del Faisán. Al enemigo. Contra la verdad siempre y contra la libertad”.

"Las togas de la inmundicia"
Tertsch también desacredita a los jueces. “Las togas están, no ya manchadas por el camino, sino cubiertas de inmundicia. En el corazón del Estado la miseria moral se erige en canon. Nos pudriremos en el lodazal de la mentira”, afirma el periodista.

Losantos denuncia una "legalidad ilegal al servio de los políticos"
En las páginas de El Mundo, Federico Jiménez Losantos no escatima ataques para el juez de la sentencia del Faisán: “Lo oscuro es que Guevara y compañía hayan alumbrado la teoría exculpatoria de la desobediencia indebida (...) una legalidad ilegal al servicio de la casta política que se rige por un novísimo principio, el de la obediencia indebida”.

La Razón, por su parte, señala que “la Audiencia ha obviado aspectos del caso”. El diario de Marhuenda recoge las declaraciones de la abogada del exjefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies, quien se queja de que la resolución “no ha recogido los elementos de descargo” que presentó la defensa. El diario destaca que hay más de 3.000 llamadas que no se han investigado. Asimismo, insiste en vincular el caso Faisán con los Gal con un claro interés en apuntar a Rubalcaba, “la X del caso Faisán”, al resaltar las valoraciones sobre la sentencia de Antonio Amedo, exsubcomisario de Policía que tomó parte en los GAL y que habló de “amaño jurídico-político” y de que “es imposible” que el chivatazo a ETA se diese sin saberlo” el entonces ministro del Interior y su secretario de Estado de aquel momento, Antonio Camacho”.