Rajoy en una  'comparecencia' ante la prensa en una televisión de plasma



El desconcierto se ha adueñado de los despachos de los ministros. A punto de ir de vacaciones (aunque este año serán sólo de quince días), una parte importante del Gobierno no sabe aún cuál será la actitud de Mariano Rajoy esta semana ante su comparecencia para dar explicaciones sobre el caso Bárcenas. Mientras algunos ministros llaman ya a los amigos de fuera para que les digan que piensan del tema, el titular de Exteriores, José Manuel García Margallo, ha abierto la puerta a que el presidente del Gobierno regrese a la etapa de Adolfo Suárez y se dirija a la Nación en una comparecencia televisiva en lugar de acudir al Parlamento.

Confidencias en Mallorca
Alguna confidencia han debido de compartir este viernes el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y su ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, quien se ha despachado con unas declaraciones en las que señala textualmente que Rajoy “comparecerá ante la Nación” cuando crea conveniente, para “tranquilizar” a los españoles. Al más puro estilo del inicio de la Transición, época en la que algunos fechan el principio de la amistad entre Rajoy y Margallo, el ministro deja abierta la puerta a lo que algunos altos cargos ya manejaban desde hace días: comparecer en televisión (seguramente en una entrevista pactada) para tratar de desactivar la ofensiva de la oposición parlamentaria para que comparezca en el Congreso.

Estrategia con la moción de censura
Fuentes próximas al PP señalan que el partido tiene prácticamente decidida la estrategia para justificar la posible no aceptación por la Mesa del Congreso de la moción de censura que prepara el PSOE si Rajoy no comparece en el Congreso. La fórmula consistiría en aceptar la moción, pero aplazar su celebración hasta septiembre con el argumento de que hacerla en agosto sería realizarla de espaldas a los ciudadanos, debido a las vacaciones estivales. Al PSOE no le importaría retrasarla a septiembre, aunque cree que el impacto sería mayor ahora, cuando el caso Bárcenas está caliente, pero el PP se guarda el as en la manga de una comparecencia previa de Rajoy para desactivar el debate parlamentario.

Ministros preocupados
A lo largo de las últimas dos semanas, algunos ministros del Gobierno han estado especialmente inquietos por la situación que se ha ido creando en torno al caso Bárcenas. Algunos, los que saben que sin Rajoy tienen escasas posibilidades de seguir en la cima, están preocupados por razones de supervivencia política. Otros, los que pueden ganarse la vida fuera del Gobierno o seguir como siempre dentro del partido, no ocultan su malestar por la falta de información que reciben de Moncloa y que les tiene atenazados. Tal es su desesperación que en muchos casos han mantenido más entrevistas de las habituales con viejos conocidos de fuera de la política para pulsar “la opinión de la calle” sobre lo que está pasando.

Guardia pretoriana en apuros
Las únicas que siguen en su puesto sin pestañear son la guardia pretoriana del presidente, formada por Soraya Sáenz de Santa María y María Dolores de Cospedal. La primera es la encargada de mantener cohesionado al Gobierno desde su puesto de vicepresidenta, cosa que en las últimas dos semanas le está costando más de la cuenta. La segunda, como secretaria general del partido, es la encargada de que el aparato del PP cierre filas en torno al presidente Rajoy. Tampoco en este caso lo tiene fácil Cospedal, que desde su puesto de presidenta de Castilla-La Mancha ve como algunos de los barones regionales del Partido Popular comienzan a intentar poner tierra de por medio con Rajoy, “por si acaso”.

¿Sorpresa final?
El próximo miércoles, día 24, es el día fijado para que el PP defina su estrategia y la haga pública. El portavoz popular en el Congreso, Alfonso Alonso, ha dicho que ese día, y no antes, será cuando se decida cómo y cuándo comparece Rajoy ante el Parlamento. Pero el viaje a Palma de Mallorca protagonizado por el presidente del Gobierno y su ministro de Exteriores ha disparado las alarmas. Es posible que la decisión, una vez más, la haya tomado el propio Rajoy sin informar a nadie (o a casi nadie) y que otra vez más se saque de la manga una fórmula para eludir al Parlamento de su vida política.