Una de las peores afrentas y discriminaciones a las que se han tenido -y tienen- que enfrentar homosexuales y lesbianas es la infamia de que su orientación sexual es una enfermedad, una 'tara' que se puede curar. La Iglesia Católica es una de las organizaciones que ha defendido esta creencia, pero también otras iglesias cristianas, como la Evangelista, por no hablar del Islam. En España hay obispos que han sido denunciados ante la Fiscalía por sus declaraciones homófobas, como el obispo de Alcalá de Henares, Reig Pla, que recomendó "terapia apropiada" y "castidad" a los gays, aunque podría empezar por el Vaticano, donde el mismísimo Papa Francisco ha reconocido la existencia de un "lobby" gay en la Curia (la Curia es el equivalente al Gobierno de un país). Pero también hay políticos democristianos, supuestamente tolerantes, que se han sumado a esa tesis, como Durán y Lleida líder de Unió, quien defendió públicamente a los médicos que se dedicaban a "curar" a los homosexuales. A todos ellos habría que preguntarles por el cierre de 'Exodus International' y, sobre todo, por el perdón público que ha pedido su líder a los gays que acudieron a esa organización.

Exodus International
Era la mayor organización cristiana dedicada a "reorientar" a gays. Tenía nada más y nada menos que 37 años de existencia y operaba en multitud de países. Su modus operandi se basaba en la siguiente premisa (que compartía con la Iglesia Católica): ser gay o lesbiana no es un pecado siempre que no se tengan relaciones con personas del mismo sexo, porque la homosexualidad es una 'desviación' o una 'enfermedad' para cuyo tratamiento ofrecían ayuda. Este pasado miércoles anunciaba a través de su página web su cierre y es mucho más que un acto simbólico, es el reconocimiento de la principal organización cristiana que sostenía una horrible discriminación para los homosexuales de que estaban equivocados. Y es una victoria de la igualdad de derechos, del respeto y de la tolerancia.

Perdón por "el dolor" y "el daño"
Lo realmente importante, donde está el mensaje de calado, es en el texto de despedida del que fuera presidente de Exodus, Alan Chambers, quien  en la página web de la organización el día que se cerró pidió perdón por "el dolor", "el daño" y "el sentimiento de culpa" causado a quienes acudieron a la desaparecida organización buscando ayuda. El texto comienza con dos palabras: "Lo siento", y uno de los párrafos dice textualmente qua ha oído "muchas historias de primera mano de personas que se llaman ex gays. Historias de personas que fueron a las iglesias de Exodus o a las asociaciadas solo para sufrir más trauma. He oído historias de vergüenza, de confusión sexual, de falsas esperanzas".

Chambers pide perdón a los gays a los que su organización trató 'curar' con absoluta sinceridad: "Por favor, sabed que estoy muy arrepentido. Siento el dolor y el daño que muchos habéis sentido. Siento que muchos emplearais años haciendo frente a la vergüenza y la culpa que sentíais cuando vuestra orientación no cambiaba. Siento que promoviéramos esfuerzos para cambiar la orientación sexual y teorías para reconducirla que estigmatizaban a vuestros padres".

Reconoce inclinaciones homosexuales
En el mismo texto el presidente de la extinta organización reconoce que, aunque está casado, tiene inclinaciones homosexuales que ocultó durante años por vergüenza y porque pensaba que serían pasajeras. Ahora, sobre su atracción por personas del mismo sexo escribió: "Mirando hacia atrás, me parece increíble que pensara que podría detenerla. Hoy, sin embargo, acepto esos sentimientos como parte de mi vida que siempre estará ahí. Hace tiempo que superé los días en que me sentía humano en ese sentido, y me siento libre de aceptarme como lo han hecho mi mujer, mis amigos y Dios".

La obsesión religiosa con la homosexualidad
Confesiones religiosas cristianas, todo el Islam y el Judaísmo (en mayor o menor grado según los extremos) tiene un denominador común: poner normas en la vida privada de las personas y una obsesión con las tendencias sexuales. A medida que las religiones pierden peso en los gobiernos y en las legislaciones, se gana más espacio para la libertad. Las sociedades laicas, que respetan la confesión religiosa de cada cual, la libertad religiosa, pero no imponen leyes de acuerdo con las creencias religiosas sean las que sean, son las más igualitarias y las de mayor respeto a los derechos individuales. La obsesión religiosa con la homosexualidad no deja de ser, en el fondo, un gran interrogante ¿por qué?.