Ni auge de extremistas ni de eurocríticos
En la editorial se formulan las siguientes preguntas: "¿Qué pasaría en Alemania si tuviésemos un paro masivo de más de un 26%? ¿Qué pasaría si en una situación así Alemania se viera obligada por los socios de la UE a recortar sus Presupuestos casi un 5% en un solo año? ¿Qué pasaría si se les recortaran los sueldos a los funcionarios y subieran el IVA y las tasas universitarias?· Para el rotativo la respuesta es evidente: "los partidos extremistas subirían como la espuma y los tonos eurocríticos pasarían a ser un coro estridente. En España se dan todas las condiciones citadas. Y, para gran asombro, este caldo de cultivo aún no ha dado movimientos extremistas o populistas. Ni en el Parlamento español ni en los parlamentos regionales hay un solo diputado de un partido xenófobo".
El Handelsblatt recuerda que Bruselas no solo ha obligado a recortar el Presupuesto, sino a elaborar una segunda reforma laboral que tiene sentido "a medio plazo", pero que a corto solo provoca que para las empresas sea "más fácil y barato recurrir a despidos masivos". Sin embargo "en España no hay movimientos antieuropeos como en Italia o en Alemania".
Asombrosa capacidad de sufrimiento
El diario alemán calificó el año pasado a Mariano Rajoy como "el pinocho del día" por cambiar tres veces en dos meses las cifras de déficit de España. El objetivo de Rajoy y del PP era acusar a Zapatero de mentiroso y de dejar las cosas peor de lo que se decían. Esa estrategia podía valer en España, pero en Bruselas y en Alemania convirtió al Gobierno del PP en poco serio, e irritó profundamente la actitud de Rajoy de anunciar unilateralmente que no cumpliría el objetivo de déficit pactado con Bruselas. La consecuencia fue que nos cerraron el grifo, la prima de riesgo llego a superar los 600 puntos básicos el pasado verano y a Rajoy le quedó claro que, u obedecía a Alemania o íbamos de cabeza al rescate. El periódico alaba ahora los esfuerzos de consolidación fiscal realizados y pide que no se apliquen más recortes.
"Sería nefasto que los halcones de la UE obligasen ahora a Madrid a sofocar el tímido auge mediante unas medidas de consolidación de fuerza aún más bruta. Esto volvería a poner a prueba una vez más la asombrosa capacidad de sufrimiento de los españoles".