María Dolores Cospedal ha convertido también en un erial informativo a Castilla-La Mancha. Los medios de comunicación, sobre todo los críticos con sus devastadoras políticas de recortes, han sido objeto de una desconocida hasta ahora persecución ideológica que han llevado a muchos de ellos a cerrar o a reducir drásticamente sus plantillas para intentar sobrevivir a la caída de los ingresos y a la retirada de la publicidad por parte del Gobierno castellano-manchego que preside la secretaria general del PP.

Discriminación ideológica
El caso es que en Castilla-La Mancha los medios que no aceptan las directrices del Gobierno de Cospedal están condenados a desaparecer. Así ha ocurrido con el Grupo El Día, que contaba con cinco cabeceras diarias en la región, un semanario económico y un canal de televisión, CNC, y que el domingo publicó su último número y emitió su último programa. La dirección de esta empresa familiar, de treinta años de vida y con 200 trabajadores que ahora están en la calle, ha venido denunciando desde que la secretaria general accediera a la Presidencia de la Junta castellano-manchega una constante persecución y una “asfixia” económica que, junto a la caída de la publicidad, le ha llevado finalmente al cierre.

Publicidad solo para los medios domesticados
Pero no solo El Día denunció públicamente este acoso y derribo, también otros medios son objeto de una “salvaje persecución”, como es el caso del periódico digital progresista Diario de Castilla-La Mancha (dclm.es). La llegada de Cospedal a la presidencia de Castilla-La Mancha supuso para este medio online, crítico con el régimen impuesto por la madrileña, la retirada total de la publicidad institucional, mientras que otros medios domesticados y próximos al poder recibían decenas de miles de euros. El director de dclm.es, César Ortega, ha llevado a los tribunales este disparatado, y a todas luces ilegal, reparto de fondos públicos que premian solo a aquellos medios de comunicación que hacen la vista gorda o que, sencillamente, aplauden el día a día protagonizado por la secretaria general del PP y por sus huestes manchegas.



Próximo a la prevaricación
En este sentido, cabe subrayar que la decisión del Gobierno de Cospedal de negar la publicidad institucional a uno de los medios digitales más importantes de Castilla-La Mancha, como es dclm.es, podría ser catalogada como posible delito de prevaricación, ya que queda probado que servidores públicos están dictando resoluciones arbitrarias a sabiendas de que dichas resoluciones son injustas. No en vano existen precedentes jurídicos, como cuando la edición de ABC en Sevilla ganó a la Junta de Andalucía presidida por Chaves una querella donde se denunciaba la discriminación publicitaria sufrida por el rotativo de Vocento. El presidente socialista pagó indemnizaciones al periódico monárquico y tuvo que incluirlo en el listado de medios para la inserción publicitaria oficial.

Cierre masivo de medios…
Una política demoledora en comunicación de María Dolores Cospedal que ha situado a Castilla-La Mancha a la cabeza autonómica en la desaparición masiva de medios de comunicación. Una treintena de periódicos, radios y televisiones locales y regionales, que en su mayoría no pertenecían a la órbita mediática del PP, se han visto abocados al cierre y a despedir a varios centenares de profesionales, que han perdido sus puestos de trabajo ante la mirada complaciente del Gobierno neoconservador de la número dos de Rajoy.

…Y ceses de directores
Pero cuando la mano negra no ha podido cerrar un medio de comunicación; cuando la "asfixia económica” no ha sido suficiente para inducir a su desaparición, entonces, se ha maniobrado para cambiar a directores que no simpatizaban con Cospedal, como es el caso de Jesús Moreiro, responsable de la Cadena Cope en Castilla-La Mancha, que a pesar de presentar unos impresionantes balances económicos y de audiencia fue exiliado a Asturias. Parecidas circunstancias vivió el director regional del periódico La Tribuna, Guillermo Alonso, con “traslado forzoso” a Valladolid. Un tanto de lo mismo sucedió con el director de la Cadena Ser, Tomás García de la Torre que, tras una brillante década al frente de la emisora toledana y una veintena de años en la casa, fue despedido coincidiendo con la llegada de la secretaria general del PP a la Presidencia de la Junta. Meses después, también era despachado su sustituto, Domingo Camacho, un gran profesional que tampoco gustó a los nuevos jerarcas de Fuensalida, sede del Gobierno regional, y que fue trasladado a otra franquicia. La mano negra había conseguido su propósito, colocar al frente de la Ser castellano-manchega a un hombre próximo al PP y aceptado por María Dolores Cospedal. La llegada de Ángel Calamardo a la emisora de Prisa se hizo notar: cambió de programas a los profesionales señalados, eliminó a los tertulianos críticos con Cospedal y sembró el desconcierto en las 13 emisoras que tiene la cadena en territorio castellano-manchego, enfrentándose a la mayoría de los directores provinciales, contrarios a su nombramiento, y creando un ambiente crispado entre los periodistas que, sin lugar a dudas, puede dañar la convivencia en la que hasta ahora era la radio más seguida y escuchada de la región, sobre todo tras el probable ERE que se avecina en la cadena. Eso sí, a su favor cuenta haber logrado que Cospedal, después de seis años en tierras manchegas, accediera a ser entrevistada (ningún periodista crítico estuvo en el estudio) por primera vez en la Ser, además de habilitar un espacio dedicado a los toros (asunto astado que a buen seguro dará tardes de gloria) al gusto de la derecha manchega. Sospechosos movimientos y caídas en desgracia de profesionales al que hay que sumar el cese del que fue durante veinte años director regional de informativos de Onda Cero, Juan Carlos Santos, hoy dedicado a hacer pasillos o a cubrir ruedas de prensa sin preguntas.

Cabreo de los periodistas
Esperpéntica situación que ha llevado a las asociaciones de periodistas a emitir comunicados pidiendo el fin de hostilidades. En este sentido, la asociación de Ciudad Real ha observado “que el nerviosismo de ciertos políticos está dificultando la labor de información democrática a la que se debe cualquier profesional”, a la vez que condena en el mismo comunicado que en ciertas “ruedas de prensa algunos profesionales han visto cómo sus preguntas no solo no han sido respondidas (…) sino que han sido respondidas en función del medio para el que trabajan, llegando incluso a acusar del tratamiento editorial que el medio en sí da a las noticias”. Comentario aparte merecen los comunicados del comité de empresa de la televisión regional, dirigida por Nacho Villa, a quien acusan de “manipular” la información. Por todo esto es necesario recordar, que: “Sin periodistas no hay periodismo. Sin periodismo no hay democracia”.