El papa Francisco (c) oficia su primera misa como sumo pontífice en la Capilla Sixtina. EFE/Osservatore Romano

 

 


El portavoz vaticano, Federico Lombardi,  ha salido al paso de las críticas al Papa por actitud durante la dictadura argentina asegurando que se trata de una "campaña difamatoria" orquestada desde la "izquierda anticlerical". Según ha dicho, este asunto vienen de lejos, de una "publicación especializada en campañas con un cariz calumnioso y difamatorio", dijo.

"La acusación se refiere al tiempo en que era provincial de los jesuitas en Argentina y a dos sacerdotes secuestrados a los que no habría protegido suficientemente. La justicia argentina lo ha interrogado una vez pero solo como conocedor de los hechos. No se le imputaba nada y ha negado con pruebas todas acusaciones", ha precisado la Santa Sede en un comunicado.

Lombardi, además, se ha apoyado en las declaraciones del Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, quien ha exculpado al nuevo Papa de haber sido cómplide de la dictadura. Asimismo ha destacado que Bergoglio protegió a muchas personas durante la dictadura y promovió la petición de perdón por parte de la Iglesia argentina por no haber hecho lo suficiente.

Sin embargo, las víctimas de la dictadura ni olvidan ni perdonan. Las Madres de la Plaza de Mayo le reprochan que no hiciera absolutamente nada por combatir los crímenes.

Estela Carloto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo, recuerda que Bergoglio forma parte de esa Iglesia que "ocureció al país" por acción u omisión en contra de la actitud que tuvieron, por ejemplo, en Chile. "Esa satisfacción nacional confunde un poco. Uno razona que Bergoglio nunca habló ni se nos acercó a las Abuelas para ayudarnos. Ha ayudado en otros temas, muy lacerantes, pero no el nuestro", lamenta.

En paralelo, el impactante testimonio de una víctima, cuya hermana desapareció embarazada de cinco meses. Asegura que su familia buscó el apoyo de Bergoglio y que éste se desentendió.