El presidente de baleares, José ramón Bauzá. EFE El presidente de Baleares, José ramón Bauzá. EFE



Desde 1991 el archipiélago de Cabrera, año en que fue declarado parque nacional marítimo terrestre, ha sido un santuario natural, en el cual las actividades extractivas están severamente restringidas. No obstante, el jueves pasado apareció este mensaje en twitter: “Si te quieres comer un mero en el día de reyes, no lo compres. Te vas a Cabrera y lo pescas. Total no hay vigilancia”. Su autor no era un pescador furtivo sino la Asociación de Agentes Forestales de las Islas Baleares, que advertía que, desde el 1 de enero sus aguas habían quedado sin vigilancia.

Días antes, la organización ecologista Grup d'Ornitologia Balear (GOB) había avisado de ese peligro: “el Govern tiene previsto no renovar el contrato de servicios que tiene con la empresa pública TRAGSA para determinadas tareas de gestión que se realitzan en el Parque Nacional Marítimo Terrestre del Archipiélago de Cabrera. Esta medida supondrá el despido o translado de toto el personal que actualment trabaja en Cabrera realizando funciones de vigilancia, manejo de embarcaciones, mantenimiento de infraestructuras, equipamientos y materiales imprescindibles para el funcionamiento del Parque”. Nadie creía que eso llegase a suceder. Pero sucedió.

Fondos desaparecidos
No es el único desatino, cuyo objetivo sólo podría ser la destrucción de este emblemático paraje, que ha sucedido últimamente. El viernes pasado el Grupo Municipal Socialista en el Ayuntamiento de Palma documentaba que 30.000 euros, que el Ministerio de Medio Ambiente había asignado al consistorio para la preservación del archipiélago, habían ido a parar a la construcción de un club de la tercera edad en un barrio de la ciudad.

Es la primera concrección de un escándalo denunciado por Oceana: en un año han desaparecido cinco millones de euros que el Ministerio de Medio Ambiente concede a la comunidad autónoma para la gestión de Cabrera. Salen de Madrid, llegan a las Baleares y allí se esfuman, explican los ecologistas, que citan fuentes del Organismo Autónomo Parques Nacionales.