Imposible, lo que se dice imposible, no lo es. Hay anónimos, sonados  y cercanos casos. Todos conocemos a alguien. Muchas personas homosexuales, defensoras y también ejecutoras de las políticas conservadoras puestas en práctica por la derecha más derecha de todas las derechas conocidas, que viven su sexualidad con normalidad y orgullo. Por tanto, no es imposible. Solo contradictorio, incompatible, con  ciertas dosis de autoengaño. He de reconocer que, a pesar de mi absoluto respeto por las ideas y la militancia de cada quien –faltaría más-, nunca lo entendí. Es más, sigo sin entenderlo, a pesar de las muchas conversaciones que he mantenido al respecto con alguno y alguna, activistas ellos de ambas y chocantes condiciones.

Hoy, conteniendo aun mi alegría por la resolución del Tribunal Constitucional desestimando, 7 años después (ya les vale), el recurso presentado por el Partido Popular contra la ley que permitió en España los matrimonios igualitarios, se atolondraron en mi memoria los recuerdos de aquellos días en los que se hablaba de peras y manzanas con un descaro y una ignorancia impropia (o propia?) de quien hoy está al mando del ayuntamiento más grande de nuestro país. Se agolparon las imágenes de Rajoy, sus ridículas explicaciones y el comportamiento hipócrita de un PP que mantuvo este recurso de inconstitucionalidad, este recurso de la vergüenza, hasta el final, mientras sus militantes hacían uso de la ley recurrida y oficiaban ceremonias.  Se agolparon las imágenes de aquellas manifestaciones verbales y terrenales de una jerarquía eclesiástica que, acompañada en cuerpo y alma por esa derecha del queroseno, la que echa más leña al fuego, a ver si pasa algo, encabezó una nueva cruzada violenta, excluyente e injusta contra homosexuales, lesbianas y millones de personas que nos pusimos a su lado, codo con codo, palabra con palabra, a trabajar por los derechos civiles y por la decencia. Por la decencia, queridos amigos.

Y por eso pensé de nuevo en Zapatero. Porque la palabra decencia estará unida en mi imaginario político, para  siempre, a su persona. Y porque decente y valiente suelen ir de la mano. Hoy Hollande y Obama defienden el matrimonio igualitario, pero hace 7 años eran muy pocos los que lo hacían. Incluso en las propias filas socialistas no había unanimidad. Pero él sí lo hizo, ganó y dejó que miles, millones…disfrutaran de su amor en igualdad real y por fin, legal. Amar es constitucional, declaró el Tribunal Constitucional. Y yo no se imaginan como me he alegrado.

La política no debe ser amiga de la amnesia selectiva, por cruel e ingrata. Lo inmediato no debe hacer olvidar nunca lo importante. Y en estos tiempos de cólera y desmemoria, cuando la izquierda mayoritaria de este país pasa por un momento francamente malo, es bonito acordarse de aquellos días en los que fuimos noticia en el mundo por dar pasos al frente a favor de la Ciudadanía, la Libertad y la Igualdad. Se ganará o se perderá en las urnas. El pueblo opina y decide. Eso está por encima de todo. Pero que bien descansa uno cuando mantiene la coherencia y la decencia. Que bien. Enhorabuena a las miles de familias coherentes y decentes que han mantenido su pulso hasta el final. Y a ti Presidente, a ti.

Laura Seara es diputada del PSOE en el Congreso y ex secretaria de Estado de Igualdad.