La tragedia del Madrid Arena sigue trayendo cola. Durante el programa 'El Gran Debate' de Telecinco, el senador del PP por Madrid acusó a Antonio Miguel Carmona, miembro del Comité Federal del PSOE, de “utilizar la muerte de cuatro niñas” para atacar a su partido.

Francisco Granados descargaba de responsabilidad a su partido y al Ayuntamiento de Madrid, asegurando que la seguridad del evento recae sobre la empresa organizadora del mismo, antes de perder los papeles y atacar a Antonio Miguel Carmona, asegurando que lo único que le interesaba era “como hacéis siempre, echar basura al PP con todos los temas trágicos que han ocurrido en España”.

Concatenación de negligencias
Por su parte, el periodista Nacho Abad aseguraba que la tragedia del Madrid Arena se debía a una “concatenación de negligencias”, de las que eran responsables tanto la empresa organizadora como el Ayuntamiento de Madrid. Desde la organización del evento se aseguraba, en los días previos a su celebración, que el aforo rondaría los 7.000 espectadores, cuando las últimas estimaciones hablan de que el número de asistentes rondaba los 18.000. Francisco Granados replicó que los requisitos de seguridad no varían a partir de los 5.000 espectadores, hecho que quizás invita a la reflexión sobre la necesidad de reforzar las medidas de seguridad ante eventos de esta magnitud.


Vea el enfrentamiento entre Francisco Granados y Antonio Miguel Carmona en la última cuarta parte del programa


El Ayuntamiento de Madrid no hizo nada por evitar esta situación
Tal como citaba y puntualizaba Antonio Miguel Carmona, la ley de espectáculos recoge en sus diferentes artículos que, antes de la celebración de un evento de este calibre, el Ayuntamiento ha de garantizar que el personal de seguridad sea el suficiente, además de tener la obligación de llevar a cabo las inspecciones necesarias para asegurar que las condiciones en las que se celebre el espectáculo sean óptimas. La dotación de seguridad para la fiesta celebrada en el Madrid Arena, a todas luces insuficiente, era de tan sólo 38 miembros, de los cuales únicamente cinco se encontraban en el interior del recinto. Más aún, el Ayuntamiento tiene la potestad de prohibir o suspender el espectáculo, incluso durante el transcurso del mismo, si existen riesgos para la seguridad de los asistentes. Sin embargo, la fiesta no fue interrumpida, y siguió celebrándose con miles de personas ajenas a la tragedia que en ese mismo recinto había ocurrido.