Telefónica, en febrero del año en curso, despidió a altos ejecutivos o consejeros, pero en el paquete de caídos no figuró el yerno del Rey. Recientemente, Urdangarin recibió otro guiño de Telefónica.

“Sentencia firme”
Iba a seguir trabajando como si no hubiera pasado nada  –aunque estaba ya imputado judicialmente-, y sólo se romperían sus relaciones laborales en el caso de que una “sentencia firme” lo condenara. Aun así sería indemnizado con una cantidad de 5´4 millones de euros.

Enorme ridículo
La salida, sin embargo, de Urdangarin de Telefónica y el regreso a su mansión de Pedralbes, en Barcelona, con la Infanta Cristina y sus hijos, no es ni mucho menos una “sentencia firme”. Pero lo cierto es que el duque de Palma –¡qué enorme ridículo para la Monarquía!- no ha esgrimido todavía argumento alguno que permita paliar su dimensión de probable corrupto.

Asunto putrefacto
Este asunto,  más bien putrefacto, del exjugador de balonmano convertido en marido de una de las hijas del Rey, no hay por donde cogerlo para subrayar algo de carácter positivo. Cada dos por tres emergen más noticias respecto a los negocios ilegales de Urgandarin, a menudo forjados con Jaume Matas, exministro del Gobierno de Aznar y expresidente balear de la corrupción. En resumen, otro presidente corrupto para ser más exactos.

Situación insoportable
El caso Urgandarin -de momento, su esposa no ha sido imputada para asombro o indignación de la ciudadanía- carcome obviamente a la Monarquía. Los mensajes que se difunden desde el palacio de La Zarzuela arrastran el peso monumental de una situación cada día más insoportable. Los Reyes hace mucho tiempo que dejaron de ser magos. Antes o después, las andanzas delictivas del duque de Palma harán un gran daño a la Corona. ¿Por qué no se le exige a Urgandarin que devuelva al Estado toda su fortuna inmensa, amasada  por él con dinero público y vulnerando la ley?

Enric Sopena es director de ELPLURAL.COM