Lo ha dicho con la claridad que le caracteriza el economista Niño Becerra: “España, a partir de ahora, tendrá que pedir permiso hasta para ir al baño…”.

Miedo
Cuando el pasado viernes la prima de riesgo alcanzaba la fatídica cota de 610 puntos básicos y la Bolsa se dejaba casi un 6% de su valor (justo cuando comparecía la Vicepresidenta escoltada por los ministros de Hacienda y Fomento) la palabra que mejor definía el sentir de los españoles era esta: MIEDO. Mucho MIEDO.

¿A qué? Al rescate total que, en principio, no significa otra cosa que más ajuste, más recorte, más sufrimiento, más paro y más miseria. Punto.

Situación límite
En lo que hay coincidencia entre izquierda, derecha y centro es que el país vive una SITUACIÓN LÍMITE. Totalmente y en todos los sectores. El portavoz del PSOE, Valeriano Gómez ha descrito tres fracasos: el fracaso del Gobierno, el fracaso de las reformas y el fracaso del euro. Las tres son perfectamente asumibles. El ministro de Exteriores ha definido el fracaso del Banco Central Europeo (“clandestino”) y ha venido en reconocer que a cada “reforma una bofetada en seco”. Esto tendrá que alertar a los partidos que están en la oposición no sea que cuando consigan llegar al poder les pase lo del PP.

¿Preferible el rescate?
Dentro del enorme carajal que inunda el solar patrio –la intervención de seis autonomías (Catalunya incluida) es cuestión de semanas e incluso de días-se está abriendo paso una idea: lo mejor es que Europa intervenga ya de forma total la economía española.

¡Sinceramente, no lo sé! Lo que si me atrevo a escribir es que es mejor ponerse una vez rojo que ciento colorado. La sangría en la moral del pueblo español, el sufrimiento persistente (casi cinco años van) de los sectores más desfavorecidos, la incertidumbre que nos alumbra a todos tiene que tener un fin. Y si ese fin es el rescate y la llegada de los “hombres de negro” para desde ahí iniciar la recuperación, que lleguen cuanto antes.

¡Qué sean ellos los que pongan en orden la descompuesta casa!

Si no somos capaces de gobernarnos con sentido común nosotros mismos, oiga usted, que lo haga Merkel. Es lo que piensan millones de parados y millones de familias que apenas pueden comer ya.

Rajoy
El presidente está reuniendo a su alrededor a una serie de periodistas para meterles en el secreto de sus grandes cuitas. No debe ser fácil estar sentado en ese potro de tortura en el que se ha convertido el sillón de Moncloa. Pero debería saber dónde se metía cuando el 20-N pasado fue elegido por una mayoría de ciudadanos para dirigir por cuatro años los destinos de este viejo y depauperado país.
No es fácil que Mariano Rajoy tire la toalla como algunos preconizan. Es un tipo roqueño y muy correoso que dice crecerse con el castigo.

Pero creo yo que es con el “castigo” no con el “fusilamiento” sumario que día sí y día también hacen los mercados (esos que decían esperaban a MR como agua de mayo) de su Gobierno y de él mismo.

Algo va a pasar. Sin duda. Algo va a pasar. Lo que no tengo muy claro es qué.

Graciano Palomo es periodista y escritor, director de FUNDALIA y editor de IBERCAMPUS